En una maratónica sesión el Congreso de la Repúbl...
El ataque y la violencia que desataron entre 100 y 200 activistas de la izquierda comunista y extremista en Puno en contra del precandidato presidencial Phillip Butters, de ninguna manera representa al pujante pueblo de Puno, más allá de los esfuerzos de las izquierdas y de los progresistas de presentar el ataque como un gesto más allá de las vanguardias.
La violencia del radicalismo extremista pretende enviar un mensaje: los candidatos de la centro derecha no tienen espacio en las provincias del sur. El objetivo es que se repita el escenario de las elecciones del 2021, en las que Perú Libre y el eje bolivariano, simplemente, evitaron que Fuerza Popular organizara una red de personeros que defendiera el voto popular en las provincias sureñas. Un escenario de ese tipo no puede volver a suceder. La ausencia de escuela política en el mando fujimorista desdeñó la posibilidad de formar un frente amplio de todas las fuerzas de la centro derecha para organizar una fuerza que defendiera el voto ciudadano ante la violencia del radicalismo extremista.
Hoy los eventuales candidatos de la centro derecha que encabezan las encuestas deben entender que si no se organizan para defender el voto en las provincias del sur las posibilidades en las elecciones se reducen ante las maniobras del extremismo y el eje bolivariano. Es más, nos atrevemos a plantear una tesis audaz: el candidato que ganará las elecciones nacionales del 2026 será aquel que defienda la plaza electoral del sur, porque los votantes de Lima y de las regiones del norte entenderán que el candidato que defienda la plaza electoral del sur es el postulante con las mejores condiciones para enfrentar a la amenaza antisistema.
A medida que avance el cronograma electoral, en alrededor de dos tercios del electorado comenzará a surgir la imagen de la amenaza antisistema, sobre todo si un candidato de la izquierda logra aglutinar el 25% de adhesiones duras que tiene este sector. En este contexto, el candidato de la centro derecha que haga respetar sus fueros en el sur aparecerá como el candidato capaz de contener la amenaza del antisistema.
Algo parecido ya sucedió en las elecciones del 2006, en las que la escuela política de Alan García logró doblegar al Ollanta Humala del polo rojo, el Humala que tenía una conexión directa con Hugo Chávez y el eje bolivariano. Si Humala hubiese ganado en esa elección el destino del Perú sería otro y hoy todos estaríamos intentando migrar como lo hacen los hermanos venezolanos. ¿Qué sucedió? García ejecutó dos actos magistrales que deberían estudiar los candidatos de hoy. Polarizó con Hugo Chávez, lo provocó a tal extremo que el dictador venezolano le respondió procazmente. En ese momento Humala apareció como el subordinado, con el amanuense de Chávez y García creó un escenario diferente.
Otro de los actos políticos magistrales de García se produjo en la plaza electoral en Puno, precisamente, donde acaba de producirse la agresión en contra de Butters. El Apra organizó una férrea defensa de la plaza electoral y la violencia radical se estrelló contra un muro organizativo y Alan desarrolló el mitin en Puno. Muy, por el contrario, Lourdes Flores, abandonaba un mitin en Huancavelica ante la violencia de las pedradas del extremismo radical y del comunismo.
Con esos dos actos García ganó las elecciones, pese a ser la síntesis de todas las adversidades políticas de entonces: aparecía como el político tradicional superlativo y cargaba el pasivo de la hiperinflación y el terrible gobierno de los ochenta. García dejó en claro, a pesar de todos sus pasivos, que era el único que podía detener al Humala del polo rojo.
Es hora entonces de recordar la reciente historia en la defensa del voto popular frente a la violencia del radicalismo comunista y del eje bolivariano. La política y las campañas electorales tienen mucho que ver con los programas y propuestas, pero también es el mundo de los gestos y las puestas en escena que transmiten sentimientos que definen una elección.
No olvidemos esa ley de las campañas electorales.
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