Venezuela: ¿esta noche la libertad?

El mundo espera el desenlace del despliegue militar en el Caribe, pero la región vive la espera con mayor intensidad. Hartos de la pobreza y caos causados por la exportación del narcosocialismo del siglo XXI y sus gobiernos títeres, hastiados de la inseguridad y salvajismo implantados por el Tren de Aragua (comprobada herramienta desestabilizadora asimétrica del régimen de Maduro), la gente honesta de Iberoamérica espera que se concrete la extracción del tumor madre del territorio continental (después debiera seguir Cuba para evitar nuevas metástasis).

El presidente Donald Trump ha cruzado ya una linea. La fuerza desplegada es inmensa y costosa, la bravata se acerca al fin de su eficiencia como herramienta de desgaste psicológico del adversario. Y de no mutar a acciones reales, puede empezar a debilitar su liderazgo. La acción es inminente, la pregunta es cómo y cuándo.

¿Cuando? Creo que muy pronto. ¿Como? Lo más razonable es esperar que se utilicen fuerzas especiales de captura/neutralización y bombardeos precisos contra objetivos estratégicos que descabecen al Cartel de los Soles y debiliten su capacidad de causar daño. Eso permitiría la explosión del descontento  popular acumulado (confirmado 100% por mis fuentes en el terreno), eliminando la necesidad de realizar un desembarco masivo, el apoyo militar con botas en el terreno, solicitado por el gobierno legítimo resultará más potable que el desembarco masivo, a efectos de la inevitable batalla por la narrativa que tan bien domina Cuba.

Es necesario entender que, en función a la nueva versión de la doctrina Monroe, la cercanía geográfica recupera relevancia por el riesgo que supone permitir hegemonía rusa o china a tiro de piedra. Incluso pese a la escasa relevancia numérica de los bienes y servicios producidos por la región para la supervivencia de los EE.UU. Asegurados como aliados Panamá y Honduras, herido de muerte el tirano en Venezuela, es lógico pensar que los siguientes pasos con México, Nicaragua,Colombia y Brasil. No necesariamente en ese orden, no necesariamente con la misma metodología.

Siendo hoy los gobiernos de Argentina, Ecuador  y Bolivia claros aliados de EE.UU., con inminentes victorias de libertario/conservadoras en Chile y Colombia, tocará a quien gane las elecciones en el Peru evaluar rápidamente la forma más inteligente y provechosa de no quedar “fuera de la cancha”. Aunque  a muchos les viene costando entenderlo, el puerto privado de Chancay controlado por una empresa del Partido Comunista Chino atraerá más protohistórico que tarde la atención. Y creo que ya para todos es claro que el mundo no transita por aguas eclécticas ni ecuménicas en las que se toleren la ambigüedad ni la neutralidad. 

No es razonable ni seguro pretender que un país que comparativamente es estratégica y militarmente irrelevante como el Perú pueda “sacar lo mejor de ambos bandos”, como sueñan algunos. La definición es tan inevitable como sus consecuencias.