Editorial Política

Señores congresistas, ¡ya no toquen el modelo ni las instituciones, por favor!

Las bancadas de la centro derecha deben apostar a mantener el statu quo

Señores congresistas, ¡ya no toquen el modelo ni las instituciones, por favor!
  • 19 de septiembre del 2025


Las bancadas de la centro derecha, en estos meses que restan para el desarrollo de las elecciones generales, pueden terminar borrando con la mano izquierda todas las cosas buenas que hicieron con la derecha. Cosas buenas por las que, según nuestro entender, serán recordadas en los años por venir. ¿A qué nos referimos? Este Legislativo, a diferencia de otros congresos en la región, fue decisivo para que el proyecto chavista de la asamblea constituyente no pasará. Igualmente fue decisivo para preservar las grandes columnas de la institucionalidad y el modelo económico, más allá de los retrocesos e involuciones.

Sin embargo, ¿qué puede suceder si es que las bancadas de la centro derecha se suman a la ola populista que promueve la izquierda, tal como acaba de suceder con la cédula viva para los docentes jubilados y la aprobación de un octavo retiro en el sistema privado de pensiones? La erosión del modelo económico que se expresa en el descontrol del déficit fiscal en los dos últimos años y en la lentitud de la recuperación de la inversión privada puede terminar en la destrucción de los fundamentos de nuestra economía de mercado.

Si eso sucede hasta las elecciones en el 2026, entonces, todos los relatos y fábulas y narrativas de la izquierda en cuanto a la transición política luego del golpe fallido de Pedro Castillo se sumarán a una eventual destrucción del modelo económico. En ese contexto, el pasivo del Legislativo será enorme, gigantesco.

Las izquierdas en todas sus versiones y el progresismo consciente, de una u otra manera, se han esforzado para presentar al Ejecutivo y al Congreso como la suma de todos los males, las ineficiencias, las irregularidades y la corrupción. Ese esfuerzo nace de la necesidad de las izquierdas de establecer una narrativa: los males no vienen del gobierno de Pedro Castillo, que fue encumbrado por esa misma izquierda, sino desde la administración de Dina Boluarte.

Es evidente que gran parte de las críticas contra el Ejecutivo y el Congreso forman parte de la verdad. Nadie lo puede negar. Sin embargo, gracias a estas instituciones el Perú avanza hacia una nueva elección nacional y un cambio de gobierno bajo el marco de la Constitución de 1993 porque el Legislativo enfrentó el golpe fallido de Pedro Castillo y el eje bolivariano que pretendía instalar una asamblea constituyente. Igualmente, el Congreso eligió a los nuevos miembros del Tribunal Constitucional y de la Junta Nacional de Justicia, designó al nuevo Defensor del Pueblo e interpretó los temas de la confianza entre el Ejecutivo y el Legislativo, y precisó los temas del referendo con respecto a la reforma de la Constitución.

Todos esos hechos ya forman parte de la historia nacional y serán recordados como parte de los activos de este Legislativo, más allá de la histeria del progresismo. Sin embargo, ¿qué sucedería si el Congreso se monta sobre la ola populista que alimenta la izquierda con el objeto de destruir las bases del modelo económico? El haber aprobado la cédula viva para los docentes y jubilados costará más de S/ 5,500 millones y presionará sobre el manejo del déficit fiscal. Asimismo, el octavo retiro del sistema privado de pensiones virtualmente significará la quiebra del sistema de capitalización individual y la estatización de las pensiones en el Perú.

Hoy los yerros en el manejo de la trayectoria fiscal de la economía y el aumento sostenido del gasto corriente, inevitablemente, han creado una pesada carga para el próximo gobierno. Será necesario que la nueva administración en el 2026 desarrolle un nivel de ajuste si pretende un manejo responsable de la economía. Pero si el Congreso se suma a la ola populista estaremos más cerca de los momentos límites que padecieron Venezuela y Colombia antes de rodar al abismo.

Por todas estas consideraciones las bancadas de la centro derecha deben evitar sumarse a la ola populista que promueven las izquierdas y proponerse mantener el statu quo económico e institucional. Eso significa evitar grandes debates alrededor de reformas institucionales o económicas por una sencilla razón: el tiempo de las reformas ya pasó e ingresamos de lleno a la campaña electoral. Y las elecciones en medio de la fragmentación y la fragilidad de las bancadas solo alimentan el populismo como acto desesperado para lograr la reelección.

  • 19 de septiembre del 2025

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