Mariana de los Ríos

Emilia Pérez: una fallida ópera rock

Crítica de la película nominada a 13 premios Oscar

Emilia Pérez: una fallida ópera rock
Mariana de los Ríos
04 de febrero del 2025


La ópera rock cinematográfica ha sido, desde sus inicios, un terreno de experimentación radical en el que los excesos, la teatralidad y la transgresión han dado lugar a algunas de las piezas más extrañas del cine musical. Desde la transformación de un hombre ciego, sordo y mudo en un líder espiritual en ,
Tommy (1975) hasta la irreverente celebración del camp en The Rocky Horror Picture Show (1975), pasando por la parodia operística del Phantom of the Paradise (1974) o la frialdad conceptual de Annette (2021), estas obras han combinado la narrativa fragmentada, el grotesco visual y la energía musical con una exploración de los excesos de la identidad y la alienación. En este linaje se inscribe, no sabemos si intencionalmente, Emilia Pérez, la película musical dirigida por Jacques Audiard (París, 1952), que acaba de hacer historia al obtener 13 nominaciones al Oscar, entre ellas las principales: mejor película, mejor director, mejor fotografía, mejor guion adaptado, etc.

Desde su premisa, la película se lanza a una ficción extrema: un temido capo del narcotráfico mexicano, Manitas del Monte (interpretado por Karla Sofía Gascón), decide desaparecer para siempre y renacer como Emilia Pérez, una mujer que busca redimirse de su pasado sangriento. Para ello, contrata a Rita (Zoe Saldaña), una abogada desencantada, quien se convierte en la arquitecta de su transformación. Lo que sigue es una sucesión de escenas en las que el melodrama se entrelaza con números musicales de una cursilería a ratos desconcertante, que remiten tanto al Broadway clásico como a una versión estilizada del kitsch almodovariano.

Sin embargo, el problema central de Emilia Pérez no es su osadía temática o su apuesta por el musical, sino su incapacidad para unificar sus elementos en una propuesta coherente. Audiard parece debatirse entre el thriller de denuncia social, la fábula pop y la ópera rock, pero nunca encuentra un tono que haga convivir esos elementos con fluidez. A diferencia de Tommy o Annette, donde la música es el hilo conductor que unifica los excesos visuales y la narrativa fragmentada, en Emilia Pérez los números musicales parecen insertados más como un recurso de distanciamiento que como un verdadero motor expresivo. Los momentos de canto, en lugar de potenciar la emoción o la psicología de los personajes, a menudo interrumpen el ritmo o resultan involuntariamente cómicos.

La artificialidad de la propuesta se hace aún más evidente en su tratamiento de los personajes. Emilia, pese a ser el centro de la historia, se siente más como un concepto que como una persona real. Esa falta de profundidad emocional deja un vacío difícil de llenar, rque resulta más notorio por la pobre actuación de Karla Sofía Gascón. A nivel visual, Audiard busca una estetización del código del thriller narco a través de la estilización del color y la puesta en escena teatralizada, pero el resultado es irregular.

Mientras que momentos como la falsa "muerte" de Manitas y el renacimiento de Emilia poseen una grandilocuencia operística que podría inscribirse en la mejor tradición de la ópera rock, otros segmentos parecen más bien una parodia involuntaria. La decisión de hacer que Emilia regrese con su familia disfrazada de "prima" de su antiguo yo la convierte en una versión gangsteril de Mrs. Doubtfire, desdibujando la fuerza simbólica de su transformación y dejando al espectador en un limbo tonal.

A pesar de sus defectos, Emilia Pérez no carece de interés, aunque se siente siempre, especialmente a partir de la mitad de la historia, como un experimento fallido. Audiard ha intentado llevar la ópera rock a un nuevo territorio, mezclándola con el melodrama social y la crítica al crimen organizado, pero el resultado es una obra que nunca encuentra su verdadero pulso. Su estética exagerada, su narrativa inverosímil y su tono errático, sumados a la descarada acumulación de lugares comunes en torno a la cultura y la sociedad mexicana, hacen que el experimento haya quedado más cerca del fracaso que del triunfo.

Mariana de los Ríos
04 de febrero del 2025

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