¿Una guerra multidimensional?

Analizar la actual guerra que se está desarrollando en el Medio Oriente es sumamente complejo, debido a las múltiples variables que se van sumando. Cada día escala más y se crea un escenario multidimensional, un "teatro de operaciones" que no podríamos definir con claridad. Esta es la nueva realidad del mundo que sorprende a muchos, donde la guerra se puede dar en múltiples niveles y escenarios.

Desde octubre de 2023, cuando empezó la operación "Espadas de Hierro" por parte de Israel, se viene desarrollando un conflicto que va escalando más allá del estado palestino y enfrenta a diferentes grupos extremistas y terroristas, como Hamás. La guerra se ha extendido a más países, como es el caso de Irán en estas últimas semanas. La aparición del régimen de los ayatolás y el conocido "eje de la resistencia", que es un conjunto de grupos terroristas que apoya Irán, es uno de los motivos para que Netanyahu extienda la guerra más allá de sus detractores. La estrategia sería eliminar estas amenazas no solo en esta parte del continente, sino debilitar sus núcleos principales ubicados en distintas ciudades del planeta.

La guerra sigue escalando. Además de ataques con mayor sofisticación por parte de Israel, se han sumado al teatro de operaciones nuevos ataques a través de campañas de desinformación. Los civiles siguen muriendo por miles y todavía no hay una salida por la vía diplomática.

Los ataques de Israel parecen tener varios objetivos militares. Aunque los principales blancos son Hamás, Hezbolá y también todo el "eje de la resistencia", los misiles apuntan a Palestina, Líbano, Yemen y Siria, considerados focos de núcleos terroristas.

Esta situación ha generado diversos efectos colaterales en objetivos civiles de estos países. La comunidad internacional ha expresado su repudio. Sin embargo, Israel sigue avanzando con el discurso de acabar con las amenazas de estos grupos terroristas.

Otro factor que juega un papel importante y que hoy podemos ver con más claridad es la crisis energética que podría generarse. El conflicto con Irán podría restringir el paso de los buques cargueros de petróleo por el estrecho de Ormuz, lo que obligaría a elevar los precios de los recursos energéticos como el petróleo y el gas, afectando así a los mercados mundiales.

Hay que tener en cuenta que América Latina podría jugar un papel determinante, con el alineamiento más tangible al bloque de Irán de países como Venezuela, Bolivia y Nicaragua. También participaría otro bloque de países no alineados –como Perú, Colombia, Ecuador, Chile, Paraguay y Uruguay– y otros países alineados con Israel (como Argentina).

Podría también ocurrir un movimiento migratorio hacia los países del bloque que apoyan a Irán, especialmente Venezuela y Bolivia, los cuales podrían recibir una diáspora que podría extenderse a los países fronterizos mencionados. Esto podría generar una nueva situación en la región.

Con todos estos factores, podríamos estar hablando de un conflicto que no solo tiene una dimensión militar, sino que confluyen en él diversos elementos que serán materia de análisis. Seguramente estaremos caminando por el umbral de la incertidumbre debido a la dinámica de este conflicto.