Raúl Mendoza Cánepa

El ajedrez, la política y la vida

El estratega empieza con un objetivo para el futuro lejano

El ajedrez, la política y la vida
Raúl Mendoza Cánepa
28 de julio del 2019

 

Me decía un ajedrecista que la partida se define en las primeras jugadas, luego ya no se puede volver. En Cómo la vida imita al ajedrez (Debate, 2010), Garry Kasparov nos dice que las lecciones de los desplazamientos en un tablero, pueden servir para la vida y la política. “Si jugamos sin objetivos a largo plazo, nuestras decisiones se convierten en reactivas y nos vemos jugando el juego de nuestro oponente, no el nuestro”, dice. “Mientras saltamos de una cosa nueva a la siguiente, acabamos por perder el rumbo, impelidos por lo que tenemos delante”. Durante la campaña presidencial de 1992, el equipo de Bush se dedicó a atacar a Clinton, esperando que el demócrata sea exclusivamente reactivo; pero Clinton jugó su propio juego, tomó la ofensiva. Acuñó la frase: “Es la economía, estúpido”. Bush había puesto demasiado énfasis en la política exterior, olvidando las expectativas económicas de las familias. Aplícalo a la política nacional.

Ocurre en la política y ocurre en la vida. ¿Cuántas veces te has picado y has jugado para la agenda de tu enemigo? “El estratega empieza con un objetivo para el futuro lejano y trabaja retrocediendo hasta el presente. Un gran maestro hace los mejores movimientos porque están basados en lo que quiere que suceda después de unos diez o veinte movimientos. Para ello no es necesario que calcule las incontables variables (…). Va paso a paso hasta conseguir su propósito” ¿Y qué si el fujimorismo hubiera tomado y sostenido la iniciativa de la reforma política y todas las otras? ¿Y qué si se hubiera anticipado para prevenir las disidencias en un parlamento naturalmente inestable?

Kasparov tiene razón cuando refiere el peligro de los patrones iniciales, cuando damos el primer paso más allá de las reglas. Aunque en política puede ser la vía al desastre, en la vida puede ser el camino al arrepentimiento. En el ajedrez quedan muchas partidas por jugar. En la vida no hay ni ensayos. “Un buen deseo no es siempre un buen objetivo”. Tener mayoría en el Congreso, sin ser gobierno, es peor que no tenerla. En la vida privada el deseo errado puede perdernos, pero también dejar un gran deseo en el camino puede ser un error.

"Cuando no disponemos de tiempo suficiente para evaluar la situación, la emoción y el instinto nublan nuestra visión de la estrategia". Nadie se toma ese trabajo hasta que la elección se convierte en un juego de emociones. ¿Qué es sino el “mal menor” de nuestras segundas vueltas electorales? “Hay que estar dispuestos a sacrificar cosas menores para lograr cosas mayores”. En la política nadie lo hace, tampoco en la vida. Las grandes revoluciones llevan consigo el testimonio sobre personajes que no dejaron sus ventajas ocasionales cuando estaban a punto de perderlo todo. “El ser humano es 80% emocional. Desesperado por una partida en la que pierde piezas puede condenarse a un error”.

Toca a todos los que han perdido y quieren recuperar. "Si esperas a que aparezca la suerte, la vida se hace aburrida". La audacia es mortal, pero es mejor el heroísmo trágico del audaz (que no aguarda mejores vientos), que ser atrapado en la tempestad y alcanzado por una tromba de agua. Muerte patética. "Un sistema ordenado pierde menos energía que un sistema caótico". Rige para la vida, pero en la política es más clara la desventaja de tolerar el desorden, y más si detrás opera una fuerza intencionada. 

"El factor sorpresa maximiza la ventaja competitiva". Es una regla de Sun Tzu para la guerra, una que los políticos conocen bien, pero no aplican. En la vida privada la sorpresa se ve desde otra perspectiva: “Que nada te tome desprevenido”. "Debemos encontrar un equilibrio entre decidirnos demasiado pronto y no decidirnos nunca”. Los políticos, los emprendedores y los enamorados lo llaman timing, “saber cuándo dar el paso”. 

"La defensa desde posiciones estáticas ha muerto". Es mejor jugarse el triunfo a que alguien triunfe a nuestra costa. Tanto que aprender de ese pequeño tablero que domina las claves de la vida.

 

Raúl Mendoza Cánepa
28 de julio del 2019

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