Escalada en Medio Oriente: Voces de condena

Mientras el mundo observaba con inquietud la escalada de un conflicto que amenazaba con desestabilizar no solo a Medio Oriente, sino también el equilibrio diplomático global, las noticias de bombardeos en Irán e Israel, junto a la unilateral intervención de Estados Unidos contra Irán (bajo el pretexto de proteger a la humanidad de un supuesto arsenal atómico iraní), provocaron una ola de reacciones diplomáticas. La condena hacia el entonces presidente Trump por exacerbar la incertidumbre global fue casi unánime.

Voceros norteamericanos declararon: "En una semana, sin una sola baja estadounidense, derrotamos un programa nuclear amenazante que podría haber desestabilizado el mundo entero; ahora ese programa ha desaparecido y lo logramos gracias a un liderazgo presidencial eficaz y a la increíble competencia de nuestras tropas". Sin embargo, Trump anunciaba un acuerdo de cese al fuego (cuestionable por su naturaleza), agradeciendo a Israel, Irán y Estados Unidos, y afirmando: "Felicidades a todos, se acordó totalmente entre Israel e Irán que habrá un alto al fuego completo y total...".

Voces alejadas del escenario bélico expresaron su indignación. Rusia calificó de irresponsable la decisión de llevar a cabo ataques con misiles y bombas en el territorio de un Estado soberano, argumentando que violaba flagrantemente el derecho internacional, sin importar el pretexto. China hizo un llamado a todas las partes en conflicto, especialmente a Israel, para un cese al fuego. El primer ministro británico, al igual que el Secretario General de las Naciones Unidas, instó a Irán a regresar a la mesa de negociaciones. Todos apostaban por preservar la vida y luchar por la paz.

En estos momentos críticos, es crucial escuchar el sentido de humanidad y comprender el peso histórico de los desacuerdos y enfrentamientos en esa región. Dejando a un lado, por un instante, las cercanías religiosas, ideológicas, las simpatías con alianzas estratégicas o los intereses económicos, es necesario recoger la esencia de las palabras de dos representantes de países cercanos a los incidentes bélicos.

En primer lugar, el rey Salmán de Arabia Saudita condenó enérgicamente la acción de Tel Aviv, señalando: "He escuchado recientemente la declaración del primer ministro Benjamín afirmando que también defendemos a nuestros vecinos árabes. Nadie pidió a Israel que atacara a Irán bajo el pretexto de protegernos; actuó unilateralmente, sin legitimidad ni aprobación de la nación ni del pueblo árabe. Este acto expone la irresponsabilidad y la arrogancia de quien se cree por encima del derecho internacional. Lo que presenciamos fue un ataque deliberado contra la República Islámica de Irán, una violación descarada de la soberanía nacional, un flagrante desprecio por las leyes que rigen las relaciones entre Estados. No fue simplemente una operación militar aislada; es otro capítulo de un oscuro historial de agresiones israelíes que marcan profundamente la memoria y la dignidad del mundo árabe e islámico...".

En segundo lugar, el representante pakistaní ante la Organización de las Naciones Unidas afirmó: "Pakistán condena este ataque con toda la fuerza de su conciencia diplomática, moral y humana. Este ataque es solo una página más, escrita con sangre en la larga historia de intervenciones unilaterales promovidas por una alianza militar que se coloca por encima de los tratados, por encima de la ONU, por encima de la dignidad humana. Desde Palestina hasta Líbano, de Irak a Afganistán, de Siria a Yemen y ahora contra Irán, la lógica de la fuerza sigue aplacando los principios de la justicia... Pakistán no aceptará en silencio que la región vuelva a ser el escenario de experiencias neocoloniales desfasadas o disfrazadas de operaciones de seguridad".

Sin tener claridad sobre el curso que tomará esta confrontación (que dista mucho de acabar y más bien parece intensificarse), y sin ignorar lo que ocurre entre Rusia e Irak, la sensatez humana —previendo las consecuencias— debe guiarnos por el camino de la concordia y la paz. Esto es esencial para el devenir de la humanidad. Diversas experiencias y afirmaciones históricas lo confirman:

• Heródoto de Halicarnaso (480 a.C.): "Ningún hombre es tan tonto como para desear la guerra y no la paz; pues en la paz los hijos llevan a sus padres a la tumba, en la guerra son los padres quienes llevan a los hijos a la tumba".
• John F. Kennedy: "El hombre tiene que establecer un final para la guerra. Si no, esta establecerá un fin para la humanidad".
• Papa Juan Pablo II: "La guerra es siempre una derrota de la humanidad".

Esperemos que las voces de esperanza se transformen en acciones concretas por la paz, y que la humanidad encuentre la calma después de la tormenta.