Raúl Mendoza Cánepa

La gente está harta

El próximo presidente será el que pueda solucionar los problemas de la gente

La gente está harta
Raúl Mendoza Cánepa
03 de febrero del 2025


Las encuestas son fotografías: capturan un instante, pero no garantizan el desenlace. En la política, como en la vida, todo puede cambiar en un pestañeo. Que lo cuente Lescano, que estuvo arriba en la última semana antes de las elecciones de 2021 y terminó derrotado, mientras Castillo asomaba de la nada. Como decía Margaret Thatcher: “Estar de acuerdo en una encuesta temprana significa que vas en la dirección equivocada”.

Los últimos datos de Ipsos muestran un país fragmentado, con Keiko Fujimori liderando con un 12%. No es sorpresa; su piso es sólido, su techo de cristal. Pero lo interesante está en el pelotón que la sigue: Rafael López Aliaga y Carlos Álvarez con 4%, uno como populista conservador, el otro como outsider mediático con más berrinches que soluciones. Hernando de Soto, Sagasti y Verónika Mendoza se mantienen en sus trincheras ideológicas, sin grandes movimientos. Entre los varios empatados con 2% destacan Rafael Belaunde Llosa, un empresario de 50 años sin pasado electoral, pero con una particularidad ventajosa en una contienda donde el 61% del electorado quiere un rostro nuevo. Phillip Butters, con su omnipresencia mediática de años debía estar arriba, pero es otra la lógica. No había día en que llevara a mis hijos a la escuela sin que el taxista de ocasión no lo estuviera escuchando en la radio y luego vino Willax.

Ocurre que esta no es solo una encuesta, es un síntoma del país. El 81% de los peruanos rechaza a los partidos con representación en el Congreso y casi todo lo que le es conocido. Quiere descubrir caras nuevas. No es una rabieta, es una fatiga.  El fujimorismo tiene su base firme de lealtades. Es una excepción, pero su posible contendor está entre los que no deciden o rechazan porque buscan un outsider, alguien nuevo que demuestre que el Perú puede cambiarse desde la honradez y el sentido común. Hartos de derechas, izquierdas, progresismos, partidos empresas y demás etiquetas gastadas, lo nuevo irrumpirá en el último momento.

La historia atestigua irrupciones inesperadas. En 1931, la crisis económica y el descontento social trajeron la aparición de Sánchez Cerro. Los outsiders aparecen cuando la política tradicional se desmorona. Lo fue Leguía contra el civilismo del 900, Belaunde en 1963, incluso Fujimori en 1990. Pero también tuvimos el salto al vacío con Pedro Castillo, un error que espantó inversiones y nos hizo más pobres.

Las elecciones se ganan con buenos relatos. El próximo presidente no será el que grite más fuerte, sino el que pueda solucionar los problemas de la gente. 

El que entienda que la victoria pertenece a quien se convierta en la voz diferente (y a la vez pragmática) de los olvidados, encontró las llaves para entrar en sus casas.

Raúl Mendoza Cánepa
03 de febrero del 2025

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