La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Aplausos para Zavala, Pérez Tello y Tamayo por enmienda
Cuando parecía inminente una colisión entre el Gobierno y los mineros informales —que habían anunciado una jornada de protesta para el pasado 5 de diciembre—, el Ejecutivo convocó a las organizaciones de los mineros artesanales y comenzó una etapa de diálogo y compromisos que aleja la conflictividad y compromete a más de medio millón de mineros informales con el proceso de formalización y la defensa del medio ambiente.
Como ya hemos informado, el reciente Decreto Legislativo 1244 del Ministerio de Justicia consideraba a la minería ilegal como parte de los delitos de crimen organizado. El problema era que, durante el nacionalismo, se promulgó el Decreto Legislativo 1105 que no solo considera ilegal a quien desarrolla actividades mineras en reservas y parques nacionales, sino a todos los mineros artesanales que no tengan papeles en regla o que carezcan de los requisitos ambientales, técnicos, administrativos y sociales. En otras palabras, casi toda la minería artesanal. Pero no solo eso. El Decreto Legislativo 1244 también consideraba delito de crimen organizado cometer errores ambientales y administrativos. Si un pequeño minero formal cometía un yerro administrativo, sobre la marcha cometía delito de crimen organizado. Una verdadera locura.
Pues bien, la semana pasada, días antes de la jornada de protesta, la ministra de Justicia, Marisol Pérez Tello, convocó a los dirigentes de los mineros artesanales y escuchó sus argumentos. La titular de Justicia, con gran amplitud, entendió que la norma promulgada era un despropósito. Se comprometió a derogarla y restringir la tipificación de “minería ilegal” a la que se desarrolla en zonas prohibidas, reservadas y parques nacionales.
De otro lado, la titular de Justicia también entendió que el proceso de formalización de la minería artesanal debe incluir a todos los mineros artesanales —más de medio millón de productores—, y se comprometió a derogar todas las normas promulgadas durante el nacionalismo y la gestión de Juan Manuel Pulgar Vidal, que fracasaron en toda la línea: no formalizaron ni preservaron el medio ambiente. Según los compromisos gubernamentales, entonces, se viene un sistema de formalización de trámites simplificados y de costo accesible.
Pero eso no es todo. Días después, el propio presidente del Consejo de Ministros, Fernando Zavala, y el ministro de Energía y Minas, Gonzalo Tamayo, convocaron a los dirigentes de los mineros artesanales y ratificaron los compromisos asumidos por el gobierno. En ese contexto, se restableció la paz social y los mineros informales postergaron la jornada de protesta.
El paso que ha dado la administración PPK es enorme y tiene un gran valor. Demuestra que estamos ante un gobierno con gran capacidad de rectificación y que empieza a otear el denso mundo de la informalidad del Perú, muy ajeno y distante al entendimiento de un Gabinete de corte tecnocrático. Y algo que merece destacarse: este proceso se desarrolló casi de manera paralela a la Cade 2016, en la que el Gobierno apareció muy cerca del gran empresariado moderno, sin conexión con el lado informal del país, algo que impulsó las críticas opositoras.
Ahora bien, ¿por qué el Gobierno no publicitó las reuniones con los mineros artesanales? Hubiese sido un enorme activo para el Gabinete Zavala y habría demostrado que el camino es una alianza entre el Perú formal y el informal para reformar el viejo Estado y sus sobrerregulaciones interminables.
Pero más allá de cualquier error, el Gabinete Zavala ha dado un giro radicalmente y para bien. Es una locura que una fuerza social —como los mineros artesanales— de más de medio millón de productores, procapitalistas y promercado, que puede representar una fuerza a favor de la formalización y la preservación del medio ambiente, y que puede aliarse con la gran minería moderna para enfrentar el radicalismo antiminero, caiga en las prédicas anti sistema debido a las políticas criminalizadoras de la minería artesanal que desarrollaron el nacionalismo y Pulgar Vidal.
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