Algunos días después de la APEC, poco a poco, el Per&uac...
Los vientos de reforma parecen haber llegado al Ministerio de Salud
El Ministerio de Salud acaba de aprobar, con carácter de “prioridad y relevancia”, diez iniciativas de inversión privada en salud pública por S/.2,000 millones, bajo la modalidad de Asociación Público-Privada (APP). El MINSA espera ejecutar además, más adelante, otras 22 APP de un total de 204 que tiene en cartera. Esta es una excelente noticia que saludamos porque nos indica que dicho Sector ha entendido que la iniciativa privada es la mejor alternativa para reducir el déficit de infraestructura en salud y para mejorar la administración de los establecimientos estatales que brindan ese servicio básico.
El estado no tiene otra opción que recurrir al capital privado para cerrar el déficit total de infraestructura, que asciende a US$88,000 millones, según la Asociación para el Fomento de la Infraestructura Nacional (Afin), ya que todos los estudios económicos al respecto indican que el estado ejecuta solo el 60% del presupuesto de inversión, e inclusive algunos sectores ejecutan apenas el 20%.
Según la Cámara de Comercio de Lima, se necesita duplicar en cinco años la inversión en infraestructura de salud para brindar un servicio mínimamente eficiente. Como el ministro Aníbal Velásquez ha dicho que el 2015 su sector destinará S/.8,300 millones para infraestructura, significa que para alcanzar el objetivo señalado por la Cámara se necesitaría cerrar el quinquenio invirtiendo S/.16,600 millones. Pero otra vez tropezamos con la misma piedra: el estado no tiene capacidad de gasto. Por eso es imperativo recurrir al sector privado.
Las APP acogidas por el MINSA son una buena opción, pero también se podría recurrir a la fórmula Obras por Impuestos (OxI), que tuvo excelentes resultados en el período 2006-2011, cuando se ejecutó el 100% de los S/.2,500 millones que aportó la gran minería como “aporte voluntario”. Lamentablemente esta modalidad ha sido soslayada y en el sector Salud solo hay dos proyectos en curso -por 37 millones de soles-, el hospital San Martín de Porres en Puno y el hospital César Vallejo en La Libertad.
De otra parte, el anuncio del MINSA constituye un giro importante en la conducción política de ese sector, que en los últimos tres años plasmó una sola iniciativa privada que, además, ha sido criticada por los defectos que ha tenido en su concepción e implementación. Esperamos que esas fallas sean enmendadas en los nuevos proyectos anunciados. Le corresponde ahora al Ministerio de Economía y Finanzas y a Pro-Inversión acelerar al máximo los trámites necesarios para financiar y concretar las diez APP anunciadas por el MINSA.
Nuestro país necesita con urgencia desarrollar la infraestructura en salud para que ese servicio lleguen a millones de peruanos que todavía no tienen acceso a él, sobre todo en la sierra y la Amazonía. Y también para mejorar la calidad de los servicios que reciben quienes sí tienen acceso.
Con el aporte privado, también se podrá cerrar en menos tiempo la brecha en inversión en salud que existe con relación a otros países de la región: mientras nosotros invertimos US$ 289 al año por habitante en salud, Brasil invierte US$ 800 y Chile US$ 1,600.
En la última década, la inversión privada ha suplido las deficiencias del estado ofreciendo a los ciudadanos servicios alternativos, a costos razonables, en centros médicos particulares como la red Hospitales de la Solidaridad y clínicas pequeñas. La alta demanda de atención ha generado una oferta creciente y accesible. Según Apoyo Consultoría, entre este año y el 2017 las inversiones privadas en salud llegarán a S/.2,552 millones.
Los vientos de reforma parecen soplar en el MINSA. Bienvenidos sean porque el objetivo final de ese ministerio es garantizar que todos los peruanos tengan acceso a servicios eficientes y a medicamentos de buena calidad.
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