Arturo Valverde

Soy leyenda

Alan García ha pasado al plano de los grandes mitos nacionales

Soy leyenda
Arturo Valverde
01 de mayo del 2019

 

Hace poco un hombre me preguntaba si era cierto que Alan García estaba vivo. Decía que un amigo le había dicho a otro amigo en común que había escuchado en el bus a una pareja decir que Alan García había sido visto caminando por las calles de alguna ciudad en Europa. Otra mujer me había contado que la madre de una amiga suya había encendido unas velas misioneras a la imagen en fotografía del expresidente porque está convencida de que uno de estos día, responderá a sus rezos. Por las noches, encomienda al Señor que bendiga el alma del aprista.

Estas dos breves historias retratan de alguna manera el comienzo de una leyenda: La leyenda Alan García. Alan Kardec en su obra El libro de los espíritus, en el capítulo referido a la “Influencia de los espíritus en acontecimientos de la vida”, dice:

He aquí por qué su intervención nos aparece oculta y lo que con su concurso se verifica nos parece muy natural. Así, por ejemplo, provocarán el encuentro de dos personas que creerán encontrarse por casualidad; inspirarán a alguien la idea de pasar por un lugar determinado; llamarán su atención sobre tal cosa, si ha de conducir al resultado que quieren obtener, de modo, que creyendo el hombre seguir su propio impulso, conserva siempre su libre albedrío.

Así pues, los detractores de García, que no pudieron ganarle en vida, ahora luchan todos los días contra una personalidad que ha cobrado una mayor dimensión, volviéndose inalcanzable para sus rivales. Desde el 17 de abril, el expresidente peruano pasó al plano de las leyendas. Por eso es comprensible la desesperación por parte de la derecha y la izquierda nacional, que luchan por tratar de destruir este mito creciente sin darse cuenta que mientras más tratan de destruirlo, más engrandecen el mito.

En 1963 el político griego Grigoris Lambrakis fue asesinado por la extrema derecha de su país. Tiempo después, en las calles de Grecia, algunas personas empezaron a escribir una letra “z”. Es decir, “Zei”, que traducido al español significa “vive”. ¿Terminarán prohibiendo escribir “Alan vive” en las paredes de las calles de nuestro país, como prohibieron escribir la letra “z” en los muros de la ciudad helénica, como nos cuenta la película de Costa-Gavras?

¿Qué harán cuando se empiecen a filmar películas sobre Alan García? ¿Qué harán cuando se empiece a retratar el rostro de Alan García en las calles? ¿Qué harán cuando los humildes empiecen a bautizar a sus hijos con el nombre de Alan, como lo hicieron con Víctor Raúl?

Concuerdo con Mauricio Mulder quien, en su breve discurso al pie del ataúd del expresidente aprista, recordó a los ricos del Perú que ellos no son los dueños de este país, que los dueños de este país son los humildes del Perú, que son los que aguardaron horas y horas para darle el último adiós a Alan García. Acéptenlo: Alan les ganó.

 

Arturo Valverde
01 de mayo del 2019

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