¿Qué hacer con los venezolanos?

El gobierno ha tomado una medida positiva al establecer que se solicitará pasaporte a los ciudadanos venezolanos que desean ingresar a nuestro país, como consecuencia de la crisis humanitaria que enfrentan en su patria por las políticas estatistas implementadas por los gobiernos de Hugo Chávez y el actual Nicolás Maduro. No obstante, esta crisis genera una gran oportunidad para países como el Perú, que tiene un déficit de capital humano calificado en algunas zonas alejadas a los centros urbanos más importantes. El capital humano venezolano debe ser bienvenido e incorporado al proceso de desarrollo y generación de bienestar que el Estado debe promover y alentar.

Empero, la bienvenida a los buenos elementos de Venezuela debe cumplir con ciertos requisitos y también facilidades. Por ejemplo, en aquellos poblados, distritos, provincias y regiones que carezcan del número necesario de profesionales de la salud, se les debe apoyar mediante un contrato a plazo determinado, tres o cinco años. A cambio, se les facilitarían los trámites de residencia, así como el traslado de sus familiares y el registro de su título profesional para que ejerzan en los centros de salud pública que les asigne el Ministerio de Salud. Este apoyo tendría calidad de préstamo reembolsable, pues les sería descontado del sueldo que se les asigne.

Algo similar se podría hacer —previa evaluación— con los profesores de ciertas especialidades, como matemáticas e inglés, ciencias en general, quienes serían incorporados al magisterio. Frente a esta propuesta, sería interesante conocer la posición de los tan solidarios e internacionalistas dirigentes del CONARE y el SUTEP, precisamente con quienes padecen la experiencia del denominado “socialismo del siglo XXI”.

Otro capital humano al cual hay que atraer es a técnicos e ingenieros con altos grados académicos de las especialidades que el Perú requiere. Si el Perú incorpora a ciudadanos productivos, honestos y con experiencia ganamos todos. No hay que ser xenófobos, por el contrario, veamos en cada uno de ellos un estímulo para superarnos. No nos están quitando el empleo, ellos ofrecen su trabajo a un costo laboral menor en función a la crisis que enfrentan en su país, pero la selección se hace indispensable.

En 1980, al menos 10,000 cubanos ocuparon la embajada peruana en La Habana (Cuba), escapando de la dictadura socialista de Fidel y Raúl Castro. Ellos invocaron asilo y refugio bajo protección diplomática. Antes de ese suceso, el Perú nunca había hecho frente a una situación similar, que se repite con los venezolanos, pero en una magnitud mucho mayor. No obstante la buena acogida que se les brindó a los cubanos, alojándolos en el parque zonal de San Luis, hoy la Villa Deportiva Nacional (Videna), ellos ingresaron temporalmente al Perú. Lo emplearon como un medio para subsistir hasta que lograsen ingresar a los Estados Unidos.

Repensemos qué hacer con el capital humano venezolano, quienes en su inmensa mayoría son ciudadanos de buen vivir, trabajadores, honestos y deseosos de colaborar con nuestro desarrollo para construir juntos un mejor Perú.