Guillermo Vidalón
Perú: en el camino hacia el desarrollo
Con los importantes aportes de la minería formal y la agroexportación

Durante el presente siglo, salvo el año de la pandemia, el Perú ha registrado un crecimiento superior al de otras economías latinoamericanas. No obstante, aún resulta insuficiente para satisfacer las expectativas de la población, lo que debería significar un estímulo para atraer mayores inversiones que permitan poner en valor los recursos con que cuenta el país.
Cuando se revisa la evolución de las exportaciones, se evidencia que la agroexportación es uno de los sectores más dinámicos, con crecimientos anuales de 13.5% entre el 2020 y 2024. Este año las exportaciones del sector superarán los US$ 11,000 millones.
La minería creció a un ritmo de 20.2% en el primer semestre de 2025, pero representa más del 65% de las exportaciones, siendo el cobre el principal producto de exportación nacional, seguido por el oro formal y aquel que se extrae ilegalmente de concesiones con titulares formales y otros que se benefician del aprovechamiento de los recursos del estado nacional sin dejar ningún beneficio para el país.
La interrelación entre ambos sectores, el agroexportador y la minería es indispensable. Sin embargo, la ausencia de una comunicación sostenida y las campañas de desinformación de algún sector interesado en alcanzar el poder, han hecho que algunos ciudadanos estén desconcertados o vean con desconfianza a la actividad minera, siendo que el mejor aliado de la agricultura es la minería.
La razón es simple, el sector minero es el que paga más impuestos al Estado, por consiguiente, le provee de recursos económicos constantes y crecientes, sea por el impacto de mejores precios de los metales como también por las inversiones que se realizan en el desarrollo de nuevos proyectos o en la expansión de las actuales operaciones.
En ese sentido, la mejor garantía para que el Estado cumpla con su papel promotor del desarrollo económico y social, redistribuidor y garante de la seguridad ciudadana, y, también de la defensa del país, es impulsar el desarrollo de los proyectos mineros. Si el Estado dispone de mayores ingresos como producto de la expansión de la actividad minera formal, contará con mayores ingresos para atender el cierre de brechas sociales y darles un gran impulso a otras actividades económicas como la agricultura y el turismo, principalmente.
La agricultura requiere de agua regulada, lo que representa realizar grandes inversiones en la construcción de represas, canales de irrigación, sistemas de infiltración de agua para alimentar la napa freática. Sin esta infraestructura, la expansión de la agricultura será limitada y su actual crecimiento se desacelerará.
Recuperar lo positivo de la ley de modernización del sector agroexportador le otorgará un nuevo impulso a la inversión en el campo. Pero si este crecimiento se complementa con la inversión minera formal, el desarrollo sostenido del país irá por buen camino. No obstante, uno de los grandes desafíos es la inseguridad ciudadana, que debe ser enfrentada con convicción y firmeza; los otros son proveer estabilidad política y evitar cambios de rumbo que tiren por lo borda lo avanzado –como en 2021– y pongan otra vez en peligro el futuro del Perú.
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