Guillermo Vidalón

Promoviendo la pobreza

Guillermo Vidalón
27 de septiembre del 2017

Populismo, corrupción y aprovechamiento político

La semana pasada se llevó a cabo Perumin, uno de los eventos mineros más importantes del mundo. No obstante, en simultáneo, un grupo de operadores políticos desarrolló aquello que denominó “Cumbre Antiminera”. Cierto es que frente a los casi 60,000 asistentes al certamen pro minero, el segundo lucía desairado e intrascendente. Entonces, cabe preguntarse, ¿qué buscan?, ¿qué objetivos persiguen? Sin lugar a dudas notoriedad, aprovechar el evento principal para entregarle a alguna prensa una nota discordante, un gazapo que compense el avance de la minería en la percepción de la ciudadanía.

El haber detenido u obstaculizado la ejecución de proyectos mineros —tal como se hizo durante la anterior administración gubernamental— demostró la poca visión de largo plazo de quienes buscan alcanzar la celebridad con fines estrictamente personales, bajo el manto del interés público, para luego terminar envueltos en procesos de corrupción como consecuencia de su desmedida ambición. Recordemos que el país crecía a tasas de 8% y 10% anual hace tan solo seis años, la pobreza caía raudamente, la inversión se expandía y la generación de empleo iba en constante aumento. La seguridad de que las líneas matrices del sistema económico se mantendrían es la que promovió el crecimiento y la admiración del mundo. El país cuya economía había sido desahuciada y, al mismo tiempo, el terrorismo más sanguinario lo azotaba, se recuperó de sus cenizas y volvía a alzar vuelo.

Lamentablemente, el oportunismo político se hizo presente y atacó la línea de flotación de la consolidación del crecimiento: la inversión. Gritó por calles y plazas “el agua o el oro”, “el agro y la exclusión”, y el resultado para el ganador de las elecciones fue la captura de la primera magistratura. Cinco años después la tasa de expansión del Producto Bruto Interno cayó a menos de 4%. Y ha seguido disminuyendo.

Lo que pasa con el populismo y la corrupción es que sus erradas decisiones políticas se hacen tangibles para la población varios años después. Aquellos que agitan las banderas de la antiminería —bajo el falaz argumento de la protección del ambiente, del agua, de las cabeceras de cuenca y demás— solo tienen por objetivo que el electorado los perciba como “defensores” de un bien que le pertenece a la nación y del cual legítimamente todos tenemos que valernos para generar trabajo, reducir los niveles de pobreza y financiar el desarrollo.

La cumbre de la pobreza quiere capturar los cargos públicos. Ellos están enfocados en las elecciones municipales y regionales del 2018, quieren convertirse en autoridades apelando a la demagogia, ocultándole a la ciudadanía cómo será posible alcanzar el desarrollo privando al Perú de su principal potencial económico, la minería. Seamos conscientes de que el ambiente es lo que menos les interesa.

Guillermo Vidalón del Pino

Guillermo Vidalón
27 de septiembre del 2017

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