Manuel Bernales Alvarado

Incertidumbres como cancha

Tempus fugit. No hay estrategia sin tiempo

Incertidumbres como cancha
Manuel Bernales Alvarado
13 de noviembre del 2018

 

Después de escuchar con suma atención a quienes fueron exitosos procuradores al servicio de la República y de la justicia, imaginé varias líneas de tiempo según temas principales en un notorio momento de hartazgo y creciente desinformación y vulgarización de la información pública y de muchos sectores ciudadanos. Y también de desbande de bancadas parlamentarias, lo que revela su origen electorero y crematístico. Los posibles escenarios son los siguientes:

  • El creciente desprestigio y desmembramiento de bancadas en el Legislativo. Una suerte de desbande para que individuos mujeres o varones salven sus intereses y nada más.
  • El retorno a prisión del ex dictador, salvo empeoramiento y grave riesgo de salud certificado por autoridad competente.
  • El referéndum, que podría encarar una iniciativa de innovación a ojos vista pese a que se halla en cuenta regresiva.
  • La prosecución de acciones contra figuras del régimen fujimontesinista y de su prolongación en Fuerza 2011 y Fuerza Popular.
  • La preparación de nuevas imputaciones por causa de las medidas vulnerantes de los derechos básicos de mujeres que fueron impuestas en el sector salud.
  • El referéndum y la segunda vuelta en quince departamentos, que mal llamamos regiones, a realizarse el 9 de diciembre. Una fecha en que se conmemora el 193 aniversario de la Batalla de Ayacucho, y desde el 18 de setiembre de 1928, el Día del Ejército del Perú.
  • Las extradiciones, casos Hinostroza y Toledo, siguen ocupando tinta y bilis, habiendo devenido imposibles a corto plazo. La gestión del Estado Peruano se atiene a los procesos de España, con la comprensión de su monarca y la simpatía expresada por el presidente de su Gobierno; y de los Estados Unidos de América. Probablemente alrededor de un año para el ex magistrado, y sin tiempo para el socio del estratégico acuerdo con el Brasil, pues los papeles, que se sepa, aún se estudian en el State Departament, Cancillería del más antiguo Estado democrático liberal.
  • La nueva campaña contra la llamada “ideología de género”. Y la reactivación de sus contrarias, en favor de demandas por reconocimiento derechos de sectores de población en el marco de megatendencias culturales, legales y políticas que han venido para quedarse, pero que no se estudian con rigor, sino que están en el dominio de luchas y acerbas polémicas ideológicas, que deberían ser orientadas por estudiosos de diversas profesiones que, salvo excepciones, se cuidan de no manifestarse en público.
  • Los cambios políticos y económicos en países de interés para el Perú, como sus vecinos. En primer lugar, los de la Alianza del Pacífico, con inversionistas de México, Canadá y Usa, y del Mercosur, con Venezuela y la Argentina para no olvidarles, de la Unión Europea, y de China, India, Japón y Rusia, ocupan un interés y espacio marginales en asuntos de desarrollo y, peor aún, en los de seguridad y defensa que deberían ser primeros en su orden en una mundialización y globalización desiguales y fracturadas.
  • Las inversiones en rubros esenciales para nuestra economía, minería y energía, transportes y otros sectores clave, se ve aún en situación mediocre, por no citar solo la reconstrucción amenazada por un nuevo El Niño, que en comparaciones es mala, no solo consoladoramente mejor que las peores, pese a que los voceros económicos que tuvo ahora ya no hablan, y el fujimorismo, coincidían en lo central con los del renunciante presidente, lo que revelaría que esa no es la causa de la polarización que tensa y casi aherroja a los peruanos, mujeres y varones, valga la redundancia.

Han quedado fuera de foco la revisión constitucional obligada de más de un centenar de Decretos Legislativos del Ejecutivo, merced a delegación de facultades del obstaculizante Legislativo, que también delegó esa facultad en el período de PPK. Esto no es poca cosa. Se sabe por abogados y especialistas de diversos sectores del país que hay mérito para revisar y aún enmendar varios de esos decretos. Mientras tanto, como es obvio, siguen las reglamentaciones, algunas impostergables.

No es menor lo que señalaré: hace poco se presentó el Informe, en español, Responsible Mining Index 2018, que llama la atención sobre quiénes están haciendo bien las inversiones mineras en el mundo y quiénes no. Pues bien aquí hay planificada acción contra los proyectos que lo hacen mejor y pueden superarse más. ¡Más allá del público asistente, de publicidad de un par de ministerios en el viejo estilo, que a nadie convence sino a los convencidos, y un par de redes tradicionales en este asunto vital, nada ha cobrado interés público!

Así pues, llegamos a otra línea de tiempo: la convocatoria a elecciones generales para abril del 2021, que seguramente nos hallará con varias candidaturas inviables o cuesta arriba, con viejos aspirantes que ya no tendrían las mismas objeciones inhabilitantes y con nuevos aspirantes, mujeres y varones, que buscarán cosechar de los desbandes. Personas de diversas redes e intereses legales e ilegales encubiertos, y de las nuevas o no tan nuevas organizaciones anticapitalistas o solo antigubernamentales, que van creciendo desigualmente en distintos departamentos y provincias especialmente productivos y de frontera.

Esas líneas de tiempo se cruzan inexorable y no positivamente. Sus intérpretes o realizadores deberán contar con voceros influyentes de la autoridad pública, de la prensa dominante, de las redes sociales manipuladas y de los poderes fácticos —de arriba, abajo y de los lados— para aprovecharlas en favor de su proyecto inmediato. Y si este lo contiene, de un proyecto de país, que incluso en el tan cacareado de la “admisión a la OECD” ocupa un lugar menor que hace poco.

¿Alguien cree que con lo que estamos haciendo, observando, tolerando, ignorando o dejando de hacer bien va a cambiar positivamente la calidad de la sociedad política y de las organizaciones políticas?

Que otras personas se ocupen de los outsiders. La política y las instituciones de los tres poderes y tres niveles del sistema de gobierno —tan envilecidas como también parte importante de la educación, de la actividad económica, salvo para los que no quieren ver— no prometen un escenario propicio. Ahora es que se verá quiénes tienen razones para servir al bien común si las ponen en práctica. Cada uno es dueño de sus limitaciones, recursos o miedos.

 

Manuel Bernales Alvarado
13 de noviembre del 2018

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