Eduardo Vega

El fantasma llamado derecha peruana

Un conglomerado de pragmáticos con principios conservadores

El fantasma llamado derecha peruana
Eduardo Vega
11 de abril del 2025


En el transcurso de los últimos años, la derecha viene siendo acusada de ser “bruta y achorada”, así como la izquierda de retrógrada, restrictiva y empobrecedora (¡lo es!). Asimismo, se dice que existe un grupo de caviares o socialistas de cocktail, que mucho hablan de igualdad o se toman fotos alardeando de sus cualidades solidarias/igualitarias, pero que al final de día solo son montajes para pescar votos o acaparar la ayuda de alguna ONG.

En Perú, sobran los personajes identificables para cada facción política antes descrita, y aunque muchos de ellos no quieran reconocerse como tales, porque finalmente creen que es mejor ser “independientes” o caer en el centro socialconfuso al que nunca le faltan votos, y entienden que allí hay un bolsón político mayoritario. Por eso, nadie quiere ser de izquierda (comunista), o de derecha (facho-conservador), porque los extremos siempre son mal vistos y proyectados como trasnochados.

Dicho esto, hay que reconocer que en las facciones político-partidarias del Perú, podrán haber más de 30 partidos, pero sólo hay tres frentes demarcados en los siguientes grupos:

  1. Izquierda unida-atomizada, donde existen un par de líderes referenciales, compitiendo por mostrarse cada uno más proletario y antiimperialistas que el otro, quienes se la pasan siempre repitiendo los mismos discursos vacíos y trillados sobre la revolución del pueblo, el estado opresor, el abuso de ricos, etc.; y que poco o nada tiene de ciertos, o peor aún, de funcionales. Ellos se unen para el día de la elección, pero se separan a los pocos meses de iniciadas sus gestiones, porque poco o nada tienen en común, más allá de las ambiciones personales por cualquier cuota de poder.
  2. Un conglomerado que se hace llamar centro donde se incluye todo lo que no es de izquierda radical, donde les encanta vivir enamorados de las dádivas socialistas, a par que defiende la necedad de una economía mercantilista a que le cobran los impuestos necesarios para hacer gestiones populistas y que todo se vea nice. Son capaces de callar y someterse ante cualquier régimen absolutista o mutilador, antes de ceder frente los conservadores que poco o nada les dicen; al final la cuota contestaria chic, está por encima de lo racional. 
  3. Un conglomerado de pragmáticos con principios conservadores que, poco o nada les interesa relacionarse con alguno de los otros dos, pero que por necesidad de integrarse dentro del espectro político nacional, se dejan llamar por el resto como “derecha”.Pero finalmente poco o nada les importa cómo les llamen, mientras puedan dejar sentadas sus prevalencias de libertad y desempeñarse de la mejor manera que sea posible, aunque no siempre se vea políticamente correcto.

El primero de los grupos, es probablemente el que mayor adoctrinamiento realiza, por mucho que sea probadamente equivocado y disfuncional, generando resentimientos y divisionismos permanentes que sólo sirven para cosechar votos, a la par que destruyen la poca cohesión social que existe.

En el segundo grupo, existen supuestos líderes que trabajan informalmente coordinados, mientras son guiados por personajes que, interesados o no en la promoción de una agenda particular, se dejan llevar por estas, mientras ello les permita mantenerse dentro de una “élite” que supuestamente es moralmente superior. No son capaces de disentir con aquello que afecta sus principios, dejando que los ideales de sus financistas se impongan, en base a su silencio o la crítica férrea de las oposiciones lógicas, contra aquello que es evidentemente irracional.

Finalmente, y aunque a criterio de los extremistas del primer grupo, todo lo que no esté con ellos es derecha; en Perú existe la intención inconsciente de que todos los pragmáticos cuyos ideales no coinciden con ninguno de los dos primeros grupos, sean considerados como “la derecha”; pese a que la lógica pudiera situarlos más cerca del “liberalismo”, sin más ideario en el cual sostenerse que principios básicos como: “No se metan con nosotros”, “déjennos trabajar” y “Que el Estado cumpla con sus funciones básicas para sostener el sistema, y nosotros hacemos patria al andar”. 

Si alguien busca algún ideólogo, un ideario o al menos panfleto donde estén condensados los principios de la derecha peruana, se dará cuenta que más allá de la respuesta a los Siete Ensayos de Mariátegui a través “la realidad nacional”, poco o nada se ha escrito o difundido de manera exitosa; dejando a la derecha peruana como un fantasma de referencia, que sólo hace ruido durante las campañas electorales.

Eduardo Vega
11 de abril del 2025

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