Guillermo Vidalón
Perú cae en el Índice de Progreso Social Mundial
Hay malestar social, crisis política e inseguridad ciudadana

El Perú cayó en el Índice de Progreso Social Mundial (IPSM) 2025, descendiendo al puesto 84 de 170 países, con un puntaje de 67.61. La caída se debe a varios factores, entre ellos, la inseguridad ciudadana, la deficiencia en la provisión de servicios básicos, la inestabilidad política y los conflictos sociales, la reducción del poder adquisitivo de la población y el aumento de la desigualdad.
El Índice precisa que “La desaceleración en salud, educación y acceso a la información evidencia que el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) por sí solo no garantiza bienestar.”. Lo cual es cierto, pero, contrario sensu, sin crecimiento económico no es posible alcanzar el bienestar.
La generación del bienestar social está asociada a tres factores fundamentales: a) Crecimiento económico sostenido, b) Sólida y eficiente Institucionalidad; y, c) Mejora efectiva en la disponibilidad y calidad de los servicios que recibe la población. Cuando se asocia que el crecimiento del PBI no implica necesariamente bienestar para la población podría arribarse a una conclusión errónea, como que el crecimiento no es indispensable para generar bienestar y sucede que sí lo es.
Por lo que es relevante mencionar que son otros factores, entre los cuales se encuentran la corrupción, el populismo y la ineficiencia en el manejo de la administración pública los que generan insatisfacción en las expectativas de la población; por lo tanto, el descontento se acrecienta y fortalecen las opciones de política que manifiestan: hay que cambiar todo, que se expresa en la oferta política de “Cambio de Constitución”, cuando un documento que pertenece a la cúspide del ordenamiento jurídico no cambia la realidad, simplemente genera el espacio propicio para que los ciudadanos alcancen sus objetivos de bienestar y, en conjunto, el progreso de la nación.
Con relación al Perú, el Índice indica, “Si bien ha experimentado un crecimiento económico sostenido en las últimas dos décadas, los beneficios no se han distribuido equitativamente (…).”. Salvo la precisión que en 2017 el Perú ocupó el puesto 55 en la Dimensión 3 “Oportunidades” y que actualmente está en la posición 69, omite señalar que entre 2011 y 2016 el Perú creció 7% cada año y que la propuesta electoral de “Agua sí, oro no” y “El gas a S/ 12” del entonces candidato y posteriormente presidente, Ollanta Humala alejó la inversión. Por consiguiente, durante su quinquenio el PBI registró un crecimiento ligeramente superior a 3%.
Desde entonces, el crecimiento fue cayendo, peor aún con la pandemia en 2020, cuando alcanzó -10.9%; el 2021 se expandió 13.4% por efecto rebote; el 2022 fue 2.8%; el 2023 fue -0.4%, afectado principalmente por el período de violencia desatado por los adeptos el ex presidente Pedro Castillo quienes pretendían su reposición tras protagonizar un golpe de estado.
La caída en el Índice de Progreso Social tiene responsables y afecta a todos los peruanos. Como también ha sucedido en Bolivia y Venezuela que ocupan los puestos 97 y 110 respectivamente. En el Perú hay malestar social, crisis política e inseguridad ciudadana, pero no por falta de recursos sino porque se implementaron políticas de gobierno erradas, como la sobrerregulación que dificulta el crecimiento económico.
El ministro de economía y finanzas, José Salardi, está implementando políticas para echar a andar aceleradamente el aparato estatal, ha comenzado por desregular -lo cual es positivo en un mundo cuyos líderes son cada vez más pragmáticos-; pero, necesita que sus medidas sean acompañadas de una lucha frontal contra la inseguridad ciudadana que es alimentada por las economías ilegales.
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