Darío Enríquez
¿Están sonando las “trumpetas” del Apocalipsis?
Caos e incertidumbre en tiempos de la globalización

En algún momento de nuestra historia reciente, perdimos de vista lo fundamental. Algo de eso habría en el centro de las preocupaciones del equipo de gobierno en EE.UU. Aunque hay un “presentador” con gran experiencia desplegada para puestas en escena mediáticas, como es Donald Trump –con sus formas desaforadas, inusuales y hasta grotescas– en definitiva hay un equipo de trabajo altamente calificado que tiene aspiraciones y propósitos difícilmente observables a plenitud con la información disponible.
Reducir la economía a las "grandes finanzas" y olvidar la economía física, tiene un precio. En EE.UU creyeron que bastaba con controlar las finanzas mundiales, que New York, Londres y Tokio tendrían siempre los hilos conductores, que todo marcha al ritmo que imponen las altas finanzas y las llamadas “fuerzas tecnológicas”. Con sus especulaciones, burbujeos y pendencias, tienen (o creen tener) el control global. Solo hay un pequeño detalle. La economía física existe. Aunque haya sido relegada en importancia relativa, sin ella, el consumo necesario de bienes tangibles para la satisfacción de nuestras necesidades materiales básicas deviene en imposible. La crisis del 2008 fue una advertencia que no supimos asimilar correctamente. China también existe.
¿Qué tenemos hoy? EE.UU muestra una estimación de aranceles vigentes en su contra. Algunos cuestionan el cálculo, pero está allí. Propone aranceles recíprocos cifrándolos en un 50% de su estimación. Se muestra "generoso" en una puesta en escena mediática en nivel talk-show. Ningún país refuta con cifras oficiales respondiendo la estimación de Trump ¿Por qué? Tal vez porque conocer los verdaderos aranceles vigentes ponga en evidencia que estos serían una ventaja indebida, aunque legal, sin descartar grandes corruptelas en salones diplomáticos tomados por las grandes finanzas y algunos gigantes tecnológicos. EE.UU acaba de suspender temporalmente los aranceles recíprocos por noventa días. Menos para China.
Académicos y comunicadores muestran muchos gráficos y evocan diversas teorías respecto al mundo idílico de libre comercio (falso) que habría existido antes de los aranceles recíprocos de Trump. Unos para denostarlo y otros para defenderlo, nos hablan de las supuestas “reales” razones -que solamente ellos conocen- revelando al mundo el “plan oculto” del gobierno EE.UU. La verdad es que nadie puede afirmar con exactitud cuáles serían las consecuencias de este desmadre a corto, mediano o largo plazo.
Un síntoma de que vamos de mal en peor es que se sobrevalora la información que llega desde las más importantes Bolsas del mundo. Sabiendo que, en este caso, la inestabilidad bursátil se produce debido al factor externo del conflicto arancelario que enfrenta a las principales potencias industriales, debemos relativizar la preocupación por la caída en bolsa de una empresa específica, especialmente si sus accionistas la gestionan correctamente, tienen el control y cuentan con una visión a largo plazo.
Lo que estamos viviendo es producto de un mercado enrarecido y convulsionado. Se aprecian comportamientos "dientes de sierra", es decir, acciones suben y bajan en forma azarosa, de una semana a la otra. No hay una clara lógica detrás de ello, lo que significa que el mercado está reaccionando más al miedo y la incertidumbre que a la valoración racional de las empresas individuales.
Por ahora, se recomienda prudencia, pausa y vigilancia. Eso sí, sabemos que una guerra comercial a nivel planetario afecta a todos. Pero no lo hace por igual, al final habrá ganadores y perdedores. Tiempo al tiempo. Nos preocupa Chancay en Perú. La globalización tiene efectos colaterales negativos también. Empero, teniendo en cuenta las actuales circunstancias, ¿es seria la opción de dejarlo todo y volver al “paradisíaco” diecinueve de enero? No lo es.
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