Darío Enríquez
Control y desarrollo territorial para la consolidación urbana en el Perú
Un enfoque estratégico para la integración territorial mediante redes urbanas

Nuestro Perú, caracterizado por su vasta, diversa y difícil geografía, enfrenta un desafío central para la consolidación efectiva de su dominio territorial. A pesar de los avances, el país aún no ejerce un control pleno sobre su territorio. Este proceso debe trascender la mera gestión estatal y orientarse hacia la integración sostenible del espacio nacional en beneficio de sus ciudadanos, fortaleciendo su conexión con las dinámicas económicas y sociales vigentes.
La ocupación espacial del territorio peruano muestra una notable disparidad. Aproximadamente el 60% presenta una densidad poblacional extremadamente baja o permanece en gran medida inexplorado e inhabitado. Esta realidad contrasta con la marcada concentración urbana que observamos en la Costa y parte de los Andes. Tales asimetrías generan una profunda fragmentación territorial, afectando el potencial de desarrollo nacional. Para superarlo, es fundamental adoptar un enfoque estratégico basado en la consolidación de redes urbanas interconectadas.
Redes urbanas como instrumento de integración y desarrollo
La tradicional dicotomía rural-urbano ha evolucionado hacia una dinámica reticular de ciudades que soporta el desarrollo territorial. Desde megalópolis hasta pequeñas localidades, estas redes urbanas resultan esenciales para articular actividades productivas estratégicas como la agricultura, ganadería, minería, hidrocarburos y explotación forestal. La conectividad entre estos nodos no solo atiende el mercado local, sino que también impulsa el comercio exterior, posicionando al país como un actor relevante en los mercados internacionales.
Ejes estratégicos de consolidación urbana
Diversos territorios muestran dinámicas de crecimiento urbano, aunque muchas veces de manera espontánea y poco estructurada. La intervención estatal en estos espacios debe desplegar consolidación y acompañamiento, evitando imposiciones o controlismo estatal que limiten su desarrollo natural:
Lima: Una megalópolis que emerge y debe asimilar el desafío del nuevo megapuerto de Chancay, integrando al denominado Norte Chico.
Arequipa: Su desarrollo metropolitano debe conectar a ciudades costeras (Camaná, Mollendo, Matarani), al proyectado megapuerto de Corio y a ciudades emergentes como Pedregal.
Puno-Juliaca: Polo fronterizo esencial, como contrapeso a La Paz y El Alto (Bolivia).
Huancayo: Gran ciudad en los Andes centrales, con conexión a Jauja, Tarma, Cerro de Pasco, Chanchamayo y Satipo.
Amazonía: Integración de ciudades clave como Chachapoyas, Iquitos, Pucallpa, Tarapoto y Tingo María en un gran circuito territorial que genere sinergias y oportunidades.
Piura: Su franja costera amplia y plana ofrece un extraordinario potencial de desarrollo territorial urbano. Se realizaría con la conurbación Piura-Sullana, seis ciudades medianas muy cercanas e integración longitudinal de Tumbes, Chiclayo y Trujillo.
Ica: Consolidación de un eje metropolitano con Chincha, Pisco y Cañete, vinculado naturalmente con Lima, el denominado Sur Chico.
Otros territorios seguirán un propio proceso de crecimiento, integrando grandes redes urbanas: Tacna, Moquegua e Ilo, conectadas con Arequipa; Cusco, que tiene pendiente su propia consolidación metropolitana; Puerto Maldonado, con conexión natural a Puno y Cusco; Andahuaylas y Abancay, también conectadas con Cusco; Ayacucho y Huancavelica, cruciales para el desarrollo del Trapecio Andino; Cajamarca como nexo entre el Norte y la selva amazónica; la bella geografía ancashina, su capital Huaraz y la conexión Chimbote-Casma.
Implicaciones en seguridad, gobernabilidad y desarrollo social
La falta de control territorial y la ausencia de políticas de desarrollo adecuadas han contribuido al incremento de violencia y actividades ilícitas en diversas regiones. La integración de zonas rurales mediante redes urbanas robustas fortalecería la presencia estatal, promoviendo estabilidad y bienestar ciudadano.
La consolidación territorial basada en redes urbanas no solo propaga el crecimiento económico, sino que también establece un modelo de desarrollo sostenible, promoviendo mayor acceso a servicios, oportunidades productivas y seguridad para la población.
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