Guillermo De Vivanco
El electorado peruano 2026
¿Cómo unir a un país tan diverso?

Según la Reniec, estamos habilitados para votar 27 millones de personas en las próximas elecciones. De ese total, entre 7 y 8 millones son jóvenes de 18 a 29 años, 13 millones tienen entre 30 y 59 años, y 5 millones son mayores de 60. En cuanto a la distribución geográfica, el 58% del electorado vive en la costa (15 millones, de los cuales 7 millones están solo en Lima), el 28% en la sierra (aproximadamente 8 millones) y el 12% en la Amazonía (3 millones).
En la última elección, Pedro Castillo ganó en la sierra sur con un margen superior al 80%. Ante este mosaico generacional y geográfico, ¿cuál es el mensaje que podría unificar a un electorado tan diverso? ¿Acaso el centro político se ha quedado huérfano? ¿Volveremos a explotar el recurso emocional de la desigualdad y a recurrir a la crítica despiadada contra la institucionalidad? Sin discernimiento, la demagogia y el populismo se vuelven armas letales frente al realismo y al pragmatismo. Qué ironía la nuestra: elegimos a Toledo por su discurso anticorrupción.
El sur peruano es emprendedor, la sierra es comerciante y Puno es, en muchos aspectos, 100% capitalista. Sin embargo, Castillo arrasó con más del 80% de los votos. ¿Cómo se explica esto?
Víctor Andrés Ponce, en su libro Contrarrevolución en los Andes, sostiene que “el fracaso de la República en el Perú se debe a que la independencia se convirtió en un proceso de exclusión del mundo indígena. El proyecto igualitarista eliminó los últimos restos de la nobleza indígena, ya debilitada por la revolución de Túpac Amaru, y el mundo andino se quedó sin representantes ni mediadores ante el naciente Estado. En ese contexto, los criollos avanzaron sobre los derechos y propiedades indígenas”.
¿Alguien duda del resentimiento ancestral que existe en el sur peruano? El autor se pregunta: “¿Cuál iba a ser la situación del mundo andino? Esta es una pregunta fundamental que pudo haber establecido un curso diferente en la construcción de la peruanidad. Hoy todos sabemos que, durante la República, las sociedades criollas simplemente aplastaron a las sociedades andinas”.
¿De verdad nos sorprende que la sierra vote con resentimiento? ¿Que el mundo informal se imponga al Estado y a la formalidad? ¿O solo recordamos a la sierra cuando se acercan las elecciones?
Además, tenemos entre 7 y 8 millones de votantes menores de 29 años. Esta generación empezó a votar hace apenas una década. En el año 2000, tenían menos de 4 años o estaban en pañales. No vivieron el estatismo de Velasco, ni el continuismo de Belaunde, ni la hiperinflación de García, y mucho menos el terror de Sendero Luminoso. Es una generación formada en medio del populismo progresista que copó medios de comunicación, universidades y colegios, y que secuestró y politizó la justicia.
Pedro Castillo no ganó por ser el mejor candidato; ganó gracias al antifujimorismo, la desidia del electorado, el fraude y una prensa servil, entregada al poder y al dinero. En conclusión, las fuerzas democráticas, el empresariado y los partidos políticos fueron avasallados y no estuvieron a la altura. El poder fue detentado por ONG que jamás pasaron por las urnas.
Me pregunto: en una encuesta utópica, ¿qué porcentaje de aprobación tendría el electorado? ¿Superaríamos el 3% que hoy tiene el Congreso o caeríamos en el 97% de desaprobación? Como electores, lo hemos hecho pésimo.
¿Qué propuestas concretas podrían devolvernos la esperanza? ¿Cómo integramos verdaderamente a la sierra peruana a la nación? Es necesario plantear soluciones claras y adaptadas a un país tan distinto, tan poco cohesionado.
Urge establecer una ruta de esperanza y devolverle un futuro promisorio a este país tan rico y tan pobre a la vez.
¿Será posible la unidad?
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