Guillermo Vidalón

Embargar el desarrollo del Perú

A la minería se le suele cargar con problemas del pasado

Embargar el desarrollo del Perú
Guillermo Vidalón
24 de julio del 2019

 

El activismo político ansía tanto llegar al poder que deja de lado el horizonte del largo plazo. Un país, sea cual fuere la tendencia política de sus dirigentes, tiene que contar con una base productiva sólida que haga que sus pobladores dispongan de fuentes de trabajo cada vez más competitivas. De lo contrario, el objetivo de ser sustentables en el tiempo y, en adición, proporcionar calidad de vida a sus ciudadanos, deviene en un discurso político sin posibilidad de concreción alguna.

En concordancia, los países deben emplear su dotación natural para cumplir con su principal razón de ser: garantizar la seguridad y la libertad de acción de sus ciudadanos. En ese sentido, el aprovechamiento racional de sus recursos naturales es indispensable. Una riqueza bien aprovechada fomenta un conocimiento cada vez más especializado de ella y de cada uno de los componentes que hacen posible su explotación económica.

Como ejemplo, tenemos el caso de los minerales, abundantes en el Perú y que son motivo de generación de grandes controversias en gran medida infundadas. A la minería se le suele achacar problemas del pasado, como si ella se hubiese mantenido anclada en el tiempo, cuando la verdad es todo lo contrario. Al ser una industria que opera con tecnología del primer mundo, siempre está enfrentando la competencia de otros productores; por consiguiente, no puede mantenerse rezagada, y ha evolucionado y evoluciona con el tiempo.

La minería extrae del territorio una riqueza que, por lo general, tiene un nivel de concentración de 0.4%. Y es con eso que se halla en la naturaleza que debe trabajarse para extraerlo, procesarlo, añadirle valor agregado (en lo que corresponda) y comercializarlo. Esto último resulta muy relevante porque favorece el intercambio comercial con el exterior. Gracias a las divisas generadas por la minería —aproximadamente 60% del total—, los productos o servicios que no son producidos en el país pueden ser puestos a disposición de nuestra ciudadanía.

En el Perú el debate en torno a la actividad minera no puede girar sobre si se realiza o no, sino sobre cómo la realizamos de mejor manera, cómo hacemos para ser más competitivos que otros y cómo mantenemos la perspectiva de desarrollo y generación de bienestar. Argumentar que existe contraposición entre una u otra actividad económica es una opción sesgada antes que una propuesta conveniente.

Impedir el desarrollo de la minería es cerrar el acceso a mejores niveles de nutrición, salud, educación y la perspectiva futura de la nación. ¿Por qué? Porque nuestra geografía nos ha dotado de 28 de los 32 climas existentes y 87 de los 104 microclimas registrados en el mundo. Esta diversidad, también se refleja en que grupos humanos desarrollaron culturas que los distinguen, pero es en el proceso de interculturalidad, presente a lo largo de la historia, que se han realizado intercambios, reconociendo el aporte de cada uno, expresando la valoración que surge de unos respecto de otros. Esto que en el pasado se dio en el espacio panandino, hoy es recreado en el escenario global. Y nuestra fortaleza es cómo empleamos la palanca más eficiente para que otros sectores se fortalezcan por el bien de todos los peruanos.

 

Guillermo Vidalón
24 de julio del 2019

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