¿El Papa ecológico?

Comentario sobre la reciente encíclica de Francisco I referida el medio ambiente

El Papa Francisco publicó su encíclica “Laudete Si”  antes de visitar Ecuador, Bolivia y Paraguay, pueblos con poblaciones y culturas originarias. El Papa sabe que en los Andes el respeto a la madre tierra es ancestral. El nuevo mensaje de Francisco es político, se sustenta en la certezas de la ciencia en relación al cambio climático, adornado con algunos dogmas de su religión. Señala, por ejemplo, que el cambio climático es obra del ser humano que sustenta el desarrollo económico en la explotación de combustibles fósiles.

Francisco dice: “es prioritario preservar el agua” que en estos tiempos significa lo que fue el petróleo en el siglo XX. Denuncia la deforestación de la Amazonia; de la cuenca fluvial  del Congo; y el retroceso de los glaciares de los polos norte y sur. También dice que si no hacemos algo para cuidar el agua en los próximos 15 años el 47% de la población mundial vivirá con escasez de ese líquido vital.

Es un documento escrito con convicción ideológica cuando señala que la “degradación ambiental es producto de la degradación del hombre”. La degradación humana está expresada en la pobreza y exclusión de millones de seres humanos. La contaminación dice Francisco: “hace irrespirable el aire de las ciudades; genera inmensas concentraciones urbana con crecimiento desordenado”. Esta vinculación de la “degradación humana con la crisis ambiental” se convertirá en el nuevo programa político de la Iglesia Católica. Lo llama la Ecología Integral (ambiental, humana, social y cultural). Es un texto de reflexión sobre el hombre y la naturaleza. No podemos exigirle a la Iglesia un programa político y económico para la humanidad porque esa no es su misión.

Cuando Francisco, afirma: “La raíz humana de la crisis ecológica es producto de la globalización y del paradigma tecnocrático que prioriza el desarrollo del rédito económico sin pensar en las consecuencias  al ser humano” y luego, citando a Benedicto XVI : “el mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral… la política debe dar una respuesta seria a los problemas de la humanidad” . Orienta el debate a buscar políticas que protejan más el medio ambiente.

En el Perú, el mensaje de Francisco no puede ser interpretado como el “evangelio ecológico de la iglesia” por los savonarola de los partidos y ONGs que ven al demonio en la explotación de los recursos naturales y quieren el retorno a la Edad Media, es decir, a una sociedad de pastores y campesinos pobres asustados por las tormentas.

Tampoco podemos ser cómplices del actual estado de cosas: 10 millones de peruanos sin agua; millones de hombres y mujeres trabajando en la minería informal, sin seguridad y abandonados por el estado; con una economía en la que el 75% es informal y no paga ningún tipo de impuestos; con un déficit de infraestructura de 125 mil millones de dólares; con universidades al margen de la realidad nacional; con partidos políticos que son clubes de amigos; con gremios empresariales autistas que se hablan solo entre ellos; con un Poder Judicial, un Congreso y gobiernos nacional y regionales sin legitimidad.

El mensaje de Francisco debe servir para preguntarnos los peruanos ¿cómo hacemos para crecer más y que este crecimiento no afecte el medio ambiente; qué actividades debemos desterrar del Perú?. Es posible ponernos de acuerdo en políticas públicas de estado que nos ayuden a crear riqueza para salir de la pobreza y cuidar el medio ambiente. En política no hay milagros, solo voluntades.

Por Tino Santander