Neptalí Carpio

¿Cómo salvar al río hablador?

Una estrategia ecológica para Lima

¿Cómo salvar al río hablador?
Neptalí Carpio
29 de diciembre del 2017

 

Los limeños tenemos dos ingratitudes con nuestro hábitat. Vivimos de espaldas a nuestro mar y de nuestros ríos que cruzan la ciudad. Mientras el mar se convierte en un gran depósito de plásticos, el río Rímac es un botadero de basura y relaves mineros. Pero afortunadamente hay propuestas serias e integrales que podrían dar un excelente resultado en los próximos años. En esta oportunidad quisiera referirme a esas propuestas para salvar al río Rímac.

Contrariamente a lo que opinan los expertos pesimistas, sí es posible salvar al “Río Hablador” si se implementa un adecuado control de caudales e inundaciones, se construyen presas y se recuperan las márgenes del río. Estas son algunas de las obras que planea la Autoridad Nacional del Agua (ANA) a través de un proyecto con un presupuesto estimado en US$ 1,000 millones.

Una poderosa masa de agua dulce se desplaza por una cuenca de 127 kilómetros todos los veranos, desde la sierra de Lima, y desemboca en el mar del Callao. Así es el río Rímac, donde alguna vez hubo camarones que servían de alimento a los pobladores ribereños. Sin embargo, ¿cómo se pudo permitir que la principal fuente de abastecimiento de agua para más de diez millones de personas llegue a convertirse en un conductor de metales pesados peligrosos, desechos sólidos de todo tipo y aguas residuales altamente contaminadas?

La situación puede ser dramática. El agua en Pasto Grande solo alcanzaría hasta febrero si no llueve. En la Autoridad Nacional del Agua (ANA) existe el propósito de cambiar el panorama actual y devolverle al Rímac su salud como masa de agua natural. Por ello se encuentra en marcha el Plan Maestro del Proyecto de Restauración del río Rímac, que costará US$ 1,000 millones y que ya está alcanzando sus primeros resultados.

¿En qué consiste este plan? En un horizonte temporal de diez años, el proyecto se enfoca en tres componentes importantes: mejorar la calidad del agua, el desarrollo de recursos hídricos y restauración del río. El primer componente contempla obras como la mejora de los sistemas de alcantarillado, la construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales y el tratamiento de pasivos mineros para reducir el impacto de los relaves en las aguas del río Rímac.

El segundo componente considera obras como la Represa Rímac, con una capacidad de 34 millones de metros cúbicos de almacenamiento y un Centro de Información de Recursos Hídricos. El tercer componente se enfoca en la recuperación de la faja marginal del río (sus riberas y márgenes), además de obras de belleza paisajística como parques, humedales ecológicos y terrazas, entre otras. Estas obras que estarían ubicadas en la parte baja de la cuenca (a la altura de Ate) y permitirían que la zona urbana de Lima cuente con alamedas y nuevos espacios ecoamigables para los vecinos.

El proyecto se empezó a trabajar en el 2015, y ahora se cuenta con la aprobación de la factibilidad para el proyecto piloto, que consiste en aplicar los tres componentes del plan en una zona de 1.8 kilómetros, ubicada entre las quebradas Carossio y Corrales (Chosica). Esta zona ha sido escogida por ser la más vulnerable. Ypara ello se requiere un presupuesto de US$ 8.8 millones. Este proyecto piloto, al quedar culminado, permitirá asegurar que las obras pueden ser ejecutadas a lo largo de los 127 kilómetros que tiene el río, señalan las autoridades de la Dirección de Gestión de Calidad de Recursos Hídricos de la ANA.

Otro paso importante en favor de la revitalización del río Rímac ha sido que el Gobierno de Corea haya aprobado financiar la construcción del Centro de Información de Recursos Hídricos. Así la ANA podrá contar con un sistema de alta tecnología, que le permitirá monitorear en tiempo real la calidad y cantidad del agua que trae el río.

Los técnicos han realizado los estudios convirtiéndolos en una propuesta concreta, ahora es turno de tocar las puertas que permitan el financiamiento para poner el plan en marcha. Ejecutar la totalidad del plan demandará una inversión aproximada de US$ 1,000 millones. Entre la Municipalidad de Lima y la ANA existe un convenio para trabajar en el tercer componente y dotar de espacios públicos a la población cercana al río. Las municipalidades distritales y las empresas que se ubican cerca al río, podrían hacer la parte que les corresponde, con inversiones menores pero significativas.

Ahora que se acerca un aniversario más de la Ciudad de Los Reyes, sería una excelente noticia escuchar que las autoridades del Gobierno nacional anuncien que garantizarán el financiamiento de tan significativa obra, clave y urgente para la vida de los limeños.

 

Neptalí Carpio
29 de diciembre del 2017

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