Neptalí Carpio
La Ciudad del Bicentenario y el presidente-alcalde
El ambicioso proyecto urbanístico limeño
Los primeros pasos para construir la llamada Ciudad del Bicentenario, en Ancón, revelan de modo patético el hecho de que el verdadero gobernador o alcalde metropolitano de Lima Metropolitana es el Poder Ejecutivo, como viene ocurriendo de tiempo atrás. En esa misma línea, el presidente Pedro Castillo ha tomado la iniciativa de liderar el proyecto, y en sus primeras visitas a la zona donde se instalará esta enorme ciudad no toma en cuenta para nada al alcalde, Jorge Muñoz, cuando en realidad este último debió liderar ese proyecto hace varios meses. El alcalde se contenta casi en ser solo el alcalde del centro de Lima, con la comodidad de una nula crítica a su gestión por parte de casi todos los medios de comunicación.
El Ministerio del Medio Ambiente recientemente aprobó el Plan de Gestión Multisectorial para el desarrollo de la futura Ciudad del Bicentenario, mediante el D S Nº.009-2020-MINAM. El referido plan define la hoja de ruta para la creación de una nueva zona al norte de Lima (a la altura del distrito de Ancón) que apunta, según el Minam, a convertirse en un nuevo modelo de gestión territorial sostenible y saludable para nuestras ciudades y ecosistemas conexos. La Municipalidad de Lima solo ha reducido su contribución a la emisión de ordenanzas que hagan viable este proyecto.
Según el Minam el plan marcará un hito para el futuro de nuestras ciudades y su relación con el medio ambiente. La idea es planificar desde las condiciones del territorio, poniendo en valor ecosistemas, las lomas costeras; una ciudad que no ocupe las laderas o las quebradas poniendo en riesgo a la población. La Ciudad del Bicentenario incorporará dinámicas productivas y logísticas bajo un modelo sostenible que haga frente a los retos del cambio climático, mejorando la calidad de vida de la población. Ojalá se haga realidad tanto propósito de belleza porque, como se ha demostrado en otros proyectos, esos anuncios suelen quedar solo en el papel.
El ambicioso proyecto se desarrollará en una extensión de 8,130.26 hectáreas, equivalente a cuatro veces el distrito de Los Olivos, y se asentará en el último espacio de propiedad pública de gran escala que le resta a Lima para contribuir con un adecuado ordenamiento territorial metropolitano. El plan liderado por el Minam, ha sido trabajado de manera conjunta con los ministerios de la Producción; de Vivienda, Construcción y Saneamiento; de Transportes y Comunicaciones; y de Cultura, entre otros, así como con el Instituto Metropolitano de Planificación.
De acuerdo a lo proyectado, la “Ciudad Bicentenario” incluirá los siguientes proyectos estratégicos nacionales:
- El Parque Industrial de Ancón, será el principal polo industrial del Perú, asentado en 1,338 hectáreas de terreno.
- Albergará el ´hub´ (núcleo) logístico más importante del país, que aliviará el tráfico del Puerto del Callao y se conectará con el futuro Puerto de Chancay, gracias al futuro Tren de Cercanías y Mercancías.
- Albergará a unos 115 mil habitantes, comparable a la población de un distrito como San Borja, en un área residencial de 280 hectáreas, con un diseño amable y sostenible.
- Se ha previsto un área para la construcción del hospital más grande del país, casi el doble de tamaño que el Hospital Edgardo Rebagliati, en Jesús María, con 26 hectáreas de suelo zonificado.
- Forestación con reuso de aguas residuales tratadas. Se trata de una zona de vegetación de 2,000 hectáreas, que le sumará a Lima, aproximadamente, el 60% de áreas verdes públicas que tiene actualmente la ciudad y contará con una muralla de bosques conectada a las lomas costeras. Con ello se busca evitar la ocupación sobre laderas y quebradas, reduciendo así el riesgo y los pasivos que ello supone para la población.
El proyecto busca mejorar las condiciones sanitarias del territorio, lo cual, no solo pasa por la construcción de nuevos hospitales, sino también por reforzar una relación más saludable con nuestro medio ambiente, conservando y potenciando nuestros ecosistemas e incentivando una dinámica urbana más sostenible y resiliente. La inversión estimada para levantar los citados proyectos es de US$ 3,000 millones, los cuales se podrán financiar bajo mecanismos públicos y privados. Asimismo, esto permitirá impulsar la reactivación económica y promover un modelo de gestión sostenible, en un territorio resiliente al cambio climático y donde exista un equilibrio entre el uso urbano y productivo, y la conservación de la infraestructura natural.
Surgen, sin embargo, algunas preguntas que el Minam debe responder. La primera pregunta es ¿de dónde provendrá el agua potable para abastecer estos territorios urbanizados e industriales? ¿Se seguirá proveyendo de la cuenca del río Rímac o de la cuenca alta del río Chancay, tal como ya en el pasado había algunas iniciativas? Al revisar toda la información disponible no existe ninguna que precise de donde provendrá ese recurso hídrico elemental para el éxito del proyecto. Existen ideas aún muy vagas sobre la conversión de los humedales de las partes altas de las lomas de la zona; la conversión del agua de mar en agua potable o el reuso de las aguas residuales de gran parte de Lima Norte y Ancón. Pero, parece que son solo ideas muy generales.
La segunda pregunta es ¿quién garantizará la celeridad del proyecto porque si este tarda pronto los invasores de terrenos y traficantes de lotes acecharán esta zona o su entorno como ha ocurrido en otros proyectos? A la fecha no se ha precisado de qué manera y qué entidad se encargará de proteger toda esta área que por su gran tamaño será muy cautiva para las invasiones. De hecho, gran parte de las pampas de Ancón ya han sido invadidas por sectores informales. Pronto se pueden producir invasiones, no necesariamente en el área del proyecto, sino en el entorno más cercano.
La tercera pregunta es ¿cómo se garantiza que el Proyecto del Parque Industrial de Ancón se haga realidad toda vez que este emprendimiento lleva ya más de 15 años sin que avance en lo más mínimo? Resolver esta interrogante es crucial porque un proyecto tan grande como la Ciudad del Bicentenario requerirá un polo industrial muy amplio con capacidad de absorción de la PEA que pronto se extenderá en esa área y en otras áreas de Lima Norte, así como también, la instalación de grandes empresas.
Todas estas preguntas y, otras más, requieren respuestas y soluciones, sobre todo porque, como se ha demostrado en el pasado, cuando el Poder Ejecutivo ha emprendido este tipo de proyectos de vivienda, luego se desentiende de ellos cuando ya todos los lotes están ocupados. Y ya sabemos después, como entre diversas entidades estatales nadie asumirá su responsabilidad, creando las condiciones para que un proyecto como el señalado luego quede dejado a su suerte, al libre juego de la informalidad y la especulación urbana. En eso radica la importancia que el gobierno metropolitano sea el conductor real del proyecto, pero parece que al alcalde, Jorge Muñoz, no le interesa.
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