Guillermo Vidalón

Bajar del pináculo y mantener la soledad

La economía y la popularidad presidencial

Bajar del pináculo y mantener la soledad
Guillermo Vidalón
28 de mayo del 2019

 

¿Existe o no una correlación entre el respaldo de la ciudadanía a la acción del gobierno y la evolución de la economía? Los hechos parecen demostrar que sí existe.  La acción política, desde el punto de vista formal, está constituida por el debate entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, en escenarios en los que se ponen de manifiesto la diversidad de pensamiento de los actores; pero, si el resultado del intercambio no genera como contraparte un hecho concreto que satisfaga las expectativas de la ciudadanía, esta termina por darle las espaldas.

El debate entusiasma y canaliza en el corto plazo el sentir de la ciudadanía, genera respaldo a favor de quien lidera la agenda política, pero nada de ello resuelve los problemas cotidianos. Peor aún cuando esos problemas se agudizan de manera sostenida.

Recordemos que hace poco más de ocho años la economía nacional había registrado períodos de crecimiento de entre 8% y 10% anual, y que, por consiguiente, la evolución positiva de la economía absorbía la mano de obra que se incorporaba a la población económicamente activa. Inclusive contribuía a reducir el desempleo, impactando positivamente en la reducción de la pobreza.

Empero, ¿qué sucede en la actualidad? En el primer trimestre del presente año el Producto Bruto Interno se expandió en tan solo 2.3%, insuficiente para generar el empleo que demandan los jóvenes.  En consecuencia, el malestar se incrementa y la desaprobación a la gestión gubernamental sigue la misma evolución.

El magro resultado de la evolución económica se debe a dos factores fundamentales; el primero, el menor dinamismo de la inversión pública, que se contrajo en 10.9% por la menor ejecución de obras de infraestructura que están bajo responsabilidad del gobierno central, así como de los gobiernos subnacionales. No avanza la reconstrucción del norte ni del sur y, para colmo de males, encima se produjo un sismo de gran magnitud en la región Loreto el fin de semana pasado. El segundo factor es la inversión privada, cuyo ritmo de crecimiento en el primer trimestre fue 2.9%, sostenido principalmente por la inversión minera que ya se encontraba comprometida. Si extraemos la inversión minera, el resultado sería más decepcionante.

¿Por qué el sector privado invierte menos, si cuando crecíamos a un ritmo de 8% la inversión en el país alcanzaba 20 puntos porcentuales del producto bruto interno nacional? Las razones son las siguientes: a) Inhibición de algunos funcionarios públicos para tomar decisiones técnicas, b) Presión política para hacer o dejar de hacer por parte de algunas autoridades, c) Dejar hacer frente a la conflictividad social, la estrategia de dejar que los líderes de los conflictos se desgasten o abandonen su accionar por falta de apoyo logístico no implica necesariamente gestionar el conflicto.  

El costo de esta forma de hacer política es lo que estamos enfrentando. No obstante, las autoridades pueden recuperar la confianza de la ciudadanía siempre que tomen decisiones de gobierno trascendentes, que impliquen un mensaje indubitable de que la confianza entregada por el inversor privado no va a ser defraudada.

Tiempo atrás escribíamos acerca del destino del gobernante: mientras más alto, más solo. El tiempo se está encargando de bajarlo del pináculo y mantenerlo en la soledad.

 

Guillermo Vidalón
28 de mayo del 2019

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