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Maduro y Castillo, y la gravedad de la situación

El Estado republicano a punto de implosionar

Maduro y Castillo, y la gravedad de la situación
Víctor Andrés Ponce
23 de septiembre del 2021


La reunión secreta entre el presidente Pedro Castillo y el dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, revela la grave situación del Estado y el sistema republicano. Si un jefe de Estado se reúne a escondidas con el presidente de otro país es que –no obstante ser el funcionario más poderoso del sistema– necesita guardar sigilo porque sabe que es un extraño en su propio Estado o que su conducta puede ser censurada. Algo de eso se percibe luego de conocer la reunión con el dictador llanero.

Si el presidente del Consejo de Ministros (PCM), Guido Bellido, desvela el secreto de la reunión y luego pide la salida del Canciller y el Vicecanciller es porque sabe cuáles son las razones de Castillo para reunirse en secreto con Maduro. Bellido patea el tablero interno del Gabinete a sabiendas de que Castillo no lo puede reemplazar, o si lo hace –para guardar las apariencias– tiene que poner a un alfil nítido del eje bolivariano en la PCM.

Un congresista de Acción Popular o de Alianza para el Progreso –es decir, un parlamentario que considera posible jugar al medio con el proyecto totalitario del comunismo– podría decir que estos apuntes solo son las tercianas un conservador reaccionario. Agregaría que el presidente Castillo es una víctima de las fuerzas de la naturaleza y que no sabe cómo correrse al centro. Devastador error que nos puede costar la libertad por décadas.

La reunión de Castillo con el dictador venezolano y la arremetida de Bellido en contra del Canciller Maúrtua solo confirman lo que ya sabemos: que el gobierno de Castillo no ha llegado para gobernar, para solucionar el problema de los pobres y excluidos, sino para utilizar los recursos del Estado para materializar su estrategia de poder: la asamblea constituyente.

La única forma de desvirtuar este análisis y demostrar que esta aproximación es una sobrerreacción derechista pasa por la caída del Gabinete Bellido, la salida de los ministros de las corrientes comunistas ortodoxas y la designación de un nuevo consejo de ministros que convoque la unidad nacional. No hay otra.

Se han sucedido varias semanas luego de la asunción del poder de Pedro Castillo y el viaje a los Estados Unidos y todos los actos del Ejecutivo solo confirman que estamos ante un proyecto revolucionario que pretende hacer trizas la vigencia de la Constitución y aplastar las libertades.

En cualquier caso, las bancadas de Acción Popular, Alianza para el Progreso, Somos Perú y el Partido Morado deben revisar un poco de historia y entender que con el totalitarismo no se juega al centro ni es posible hacer guiños. De alguna manera ellos serán los primeros en pasar por las guillotinas de la historia.

Víctor Andrés Ponce
23 de septiembre del 2021

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