Editorial Cultura

El boxeador zurdo

El boxeador zurdo
  • 31 de agosto del 2015

Crítica del más reciente filme protagonizado por Jake Gyllenhaal

El actor norteamericano Jake Gyllenhaal (California, 1980) se hizo conocido con la película Donny Darko (2001) un filme de terror que no pudo ser estrenado en cines en su momento (por coincidencias con los atentados del 11-9), pero que después se convirtió en una obra de culto. La consagración de Gyllenhal llegaría poco después, como protagonista de Brokeback Mountain (El secreto de la montaña, 2005), película que obtuvo tres premios Oscar. Desde entonces ha continuado participando en todo tipo de películas (una veintena), grandes o pequeñas, demostrando siempre que es uno de los mejores actores hollywoodenses de su generación. Su más reciente trabajo es Revancha (2015), actualmente en las carteleras limeñas, en el que asume el difícil reto de encarnar a un boxeador muy parecido al que interpretó el gran Robert de Niro en la película El toro salvaje (1980).

Revancha (cuyo título original es Southpaw, “zurdo”) cuenta la historia de Billy Hope, un exitoso boxeador, campeón mundial de peso mediano, quien vive una vida de lujos en compañía de su bella esposa Maureen (interpretada por Rachel McAdams) y su pequeña hija Leila. Pero cuando Maureen es asesinada, en un confuso episodio, todo en la vida de Hope comienza a derrumbarse. Sin ganas de seguir boxeando, pierde pronto su título (y con él todos sus ingresos) y comienza a ser víctima de episodios de violencia y alcoholismo que le hacen perder todas sus posesiones, incluso la tenencia de Leila, quien es recluida en un orfanatorio. Cuando ya está tocando fondo (convertido casi en un pordiosero), aparece en su vida Titus Wills, un viejo entrenador de boxeadores (interpretado por el siempre  eficiente Forest Whitaker), quien primero le dará empleo en su gimnasio (ubicado en un barrio muy pobre) y después lo ayudará a enfrentar sus problemas personales y a retomar su carrera pugilística.

Planteadas así las cosas, la película se divide en dos mitades muy diferentes: la de la gran caída de Hope (graficada en sus “viviendas”: desde una gran mansión hasta un cuarto de hotel barato) y la de su laborioso ascenso. En ambas etapas el director, Antoine Fuqua  –responsable de películas tan exitosas como Día de entrenamiento (2001) y Shooter (2007)– se esfuerza por conjugar el melodrama con las secuencias de acción (peleas de box), obteniendo desiguales resultados: bastante mal en lo primero, apelando a personajes caricaturesco (como el malvado Miguel Gómez, suma de todos los estereotipos relacionados con los latinos) y a situaciones demasiado forzadas; y mucho mejor en las secuencias de box, en las que se emplean acertadamente los ralentis y las cámaras “subjetivas”.

En todo caso, la segunda mitad de la película resulta muy superior a la primera, pues en su camino de “ascenso” Hope (el significado de esta palabra es “esperanza”; hasta en eso resulta excesivamente enfático el guión) presenta mayores matices en su personalidad, lo que permite el lucimiento actoral de Gyllenhaal, quien además cuenta en esos pasajes con el apoyo del personaje interpretado por Whitaker (actor ganador de premios como el Oscar y Globo de Oro), acaso el más humano y real de todos. Revancha no es una gran película, pero sí una buena oportunidad para reencontrarse con estos dos muy buenos actores.

 
  • 31 de agosto del 2015

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