Ricos y pobres contra un Gobierno que se hunde por mano propia

Luego del frustrado proceso de vacancia, el presidente Castillo no parece leer adecuadamente el curso de los acontecimientos que comienzan a convertir a su administración en una de las más débiles de la historia reciente. A estas alturas es evidente que los anuncios de la asamblea constituyente, las nacionalizaciones del gas y los recursos naturales, y la convocatoria a dos gabinetes conformados únicamente por las corrientes comunistas y colectivistas han generado el desmoronamiento de una administración que sigue empantanada y sin salidas posibles.

Es incuestionable entonces que si el jefe de Estado leyera adecuadamente los acontecimientos, lo mínimo que estaría haciendo es organizando un gabinete de unidad nacional que restablezca la gobernabilidad que se ha perdido en el país. Decimos lo mínimo porque si se trata de levantar las desconfianzas que desploman la inversión privada, se debería anunciar que se descarta la propuesta de una constituyente. Si las cosas siguen como están, es casi seguro que, en muy poco tiempo, el jefe de Estado volverá a protagonizar un nuevo capítulo de esta guerra en la que parece embarcado el sistema político.

El Gobierno se debilita, en primer lugar, porque todos los anuncios económicos están en abierta contradicción con la Constitución Política del Perú. Desde la asamblea constituyente hasta el cierre unilateral de minas de la presidente del Consejo de Ministros (PCM), Mirtha Vásquez (el Ejecutivo reculó en la medida). Sin embargo, la idea de que el Ejecutivo alienta y empodera a las minorías radicales que bloquean y paralizan minas ya se instaló en el imaginario de algunos sectores. A estas horas las principales unidades de Las Bambas comenzaban a paralizar ante la persistencia de los bloqueos. El Ejecutivo entonces ha abandonado el principio de autoridad, consagrado en la Constitución y las leyes, en todas las zonas mineras.

Todos estos hechos han logrado lo que parecía imposible: detener tres décadas de crecimiento y proceso de reducción de pobreza. El 2022 la inversión privada se desplomará en dos dígitos y la lentificación del crecimiento no permitirá reducir la pobreza. En este contexto ricos y pobres comienzan a darle la espalda a la administración Castillo, más allá de los relatos que se construyen para intentar dividir a los peruanos y crear un enemigo a quien cargarle las culpas. Al margen también del lema “siempre con el pueblo”, los pobres del Perú comienzan a irritarse por la falta de empleo y la subida de los precios de la canasta básica, por la trepada del dólar y los precios de los commodities internacionales.

Aunque parezca mentira, los principales afectados por el Gobierno ideologizado de la ultraizquierda son los pobres. Y muchos de ellos comienzan a ubicarse en los sectores que buscan salidas extremas a la situación. ¿Cómo entender, pues, que el presidente Castillo persista en el error y cuando se hable de cambios en el gabinete se mencionen posibilidades de cambios cosméticos? La idea de un presidente, de un Gobierno, que se hunden por mano propia siempre ha sido una escena que convoca las investigaciones y las reflexiones de los politólogos. Sin embargo, estos hechos suelen suceder con frecuencia en el Perú.

Una de las cosas que agrava las responsabilidades del Gobierno de Castillo es que los yerros del Ejecutivo, simplemente, están anulando todos los efectos benéficos del aumento de los precios minerales para el Perú. El próximo año el país debería crecer por encima del 6% y debería avanzar en reducir la pobreza por debajo del 15% de la población en muy poco tiempo. Sin embargo, no será posible. El dólar debería estar a la baja por el ingreso masivo de la divisa extranjera. No obstante, sigue subiendo por la fuga de capitales.

Si las cosas siguen así la discusión será sobre ¿en cuánto tiempo todo se desplomará?