¡La oposición sigue conduciendo el Congreso!

La lista que encabezaba Lady Camones se impuso sobre la de Perú Libre y las corrientes comunistas por 73 votos a 51. De esta manera Camones, militante de Alianza para el Progreso, se convirtió en presidente del Legislativo; en tanto que Martha Moyano, de Fuerza Popular, asumió la primera vicepresidencia de la nueva mesa directiva. Una de las cosas más impresionantes de esta elección es que Ricardo Esdras Medina, de la centro derecha, lideró la lista colectivista que aglutinó 51 votos y que, en la práctica, era liderada por Waldemar Cerrón.

El resultado fue feliz para quienes se proponen defender la Constitución y el sistema de libertades políticas, amenazadas por el proyecto de la asamblea constituyente que impulsa el gobierno de Pedro Castillo. Sin embargo, tuvo momentos aterradores cuando la oposición democrática se dividió en la primera ronda de votaciones. Las estratagemas colectivistas parecían imponerse. Con semejante división la oposición demostró su noviciado político, la falta de escuela política y, finalmente, la ausencia de la clásica tradición partidaria, que posibilita poner el proyecto de república sobre cualquier interés personal o de facción para construir colectividades que permanezcan.

Ya existirán momentos para evaluar la triste conducta de la oposición. Vale señalar que, si las corrientes colectivistas y comunistas ganaban la mesa directiva del Congreso, a nuestro entender, tomaban el poder. De alguna manera habrían conseguido ese objetivo que se propusieron desde el primer día que llegaron al Gobierno. Con el resultado de la elección de la mesa directiva de ayer se puede seguir afirmando que Pedro Castillo y el colectivismo tienen el Gobierno, pero no el poder. El sistema de poder institucional (Congreso, Tribunal Constitucional y sistema de justicia) sigue rigiéndose por el marco constitucional.

¿Por qué debemos ser enfáticos en celebrar la elección de Camones como presidente del Legislativo? Porque, de una u otra manera, nos permite apostar por la reorganización de esa mayoría parlamentaria que detuvo el proyecto de la asamblea constituyente, que frenó en seco los intentos de nacionalizaciones de recursos naturales, que posibilitó la elección de los seis magistrados del Tribunal Constitucional, que aprobó la ley sobre la cuestión de confianza (restableciendo el equilibrio de poderes) y que ratificó el principio constitucional acerca de que la reforma total o parcial de la Constitución debe pasar previamente por el Legislativo. Una mayoría parlamentaria que deberá elegir al nuevo Defensor del Pueblo y aprobar diversas reformas constitucionales.

Para entender la importancia del Congreso en la oposición al Gobierno vale señalar que ninguna investigación del sistema de justicia en contra de Pedro Castillo habría prosperado si el Perú se hubiese enrumbado hacia la constituyente. En esos hechos, entonces, reside la enorme importancia de que la oposición siga conduciendo el Congreso.

Planteadas estas aproximaciones la nueva mesa directiva del Legislativo deberá enfrentar retos que pueden definir el futuro del sistema republicano. A nuestro entender se debe seguir persistiendo en la conformación de una mayoría congresal que posibilite el relevo del Ejecutivo e inicie una transición política de la destrucción nacional que ha causado el Gobierno de Castillo, Perú Libre y el Movadef. En ese sentido, se debe seguir apostando por la vacancia presidencial por incapacidad moral permanente y la inhabilitación de la Presidencia y la Vicepresidencia mediante sendas acusaciones constitucionales, que están ampliamente justificadas.

Sin embargo, mientras se forma la mayoría para relevar al Ejecutivo, el Congreso no puede dejar de defender el sistema republicano y la economía de mercado. Por ejemplo, hoy es urgente que el Congreso derogue los decretos supremos que prohíben la tercerización laboral y que intentan empoderar la actividad sindical, en contra de la inversión privada y el sector empresarial. Una decisión de ese tipo debería tomarse al término de la distancia si es que se pretende salvar en algo el flujo de nueva inversión en el país, hoy detenido por los anuncios de la constituyente y las nacionalizaciones.

Igualmente, el Congreso debe proceder a elegir al nuevo Defensor del Pueblo y a aprobar una ley de desarrollo constitucional que precise las relaciones entre el Congreso y el Poder Judicial, con el objeto de evitar el uso indiscriminado de los amparos de jueces provisionales en contra de las facultades exclusivas y excluyentes del Legislativo.

En todo caso vale felicitarse: ¡la oposición sigue conduciendo el Congreso!