La constituyente y todo el poder para Perú Libre y el Movadef

Luego de dos meses de la administración Castillo es incuestionable que Perú Libre y el Movadef están utilizando los recursos y las instituciones del Estado para promover la convocatoria de una constituyente. La naturaleza totalitaria de ambos proyectos nace de la comprobación de que para estos sectores no es suficiente llegar al Gobierno; además necesitan controlar el poder, someter al Estado republicano. 

Únicamente así se entiende que las corrientes comunistas sigan argumentando que los fracasos e incapacidades de la administración Castillo no son yerros del Ejecutivo, sino que nacen del modelo económico y social consagrado en la Constitución. La constituyente, entonces, comienza a convertirse en la coartada de todas las coartadas.

Debido al anuncio de Castillo sobre la posibilidad de convocar a una constituyente se frenan todas las futuras inversiones, y los ciudadanos y las empresas buscan salvar sus propiedades y ahorros comprando dólares. Sube el dólar y los precios de la canasta básica. Por la constituyente, pues, se eleva el costo de vida, hay menos trabajo y aumenta la pobreza. Sin embargo, en las campañas radiales de Perú Libre y el Movimiento por la Amnistía de Derechos Fundamentales los responsables de los problemas son el modelo económico y la Constitución.

Sin embargo, ¿qué buscan las corrientes comunistas ortodoxas con la instalación de una asamblea constituyente en el Perú? La respuesta es simple: concentrar todo el poder político, institucional, económico, social y militar en Perú Libre y el Movadef.

Cuando se instala una asamblea de constituyentes se convierte en un poder omnímodo que no está sometida a ningún control, a ningún contrapeso. Una constituyente no responde ante nadie porque ha concentrado todo el poder en una asamblea de 100 o 200 representantes. ¿Es una exageración semejante afirmación? De ninguna manera. La historia universal está repleta de estos ejemplos. Recientemente la Convención Constituyente de Chile acaba de aprobar su reglamento por mayoría simple, zurrándose en la reforma constitucional que posibilitó su convocatoria y en el mandato del Congreso, que estableció como necesario los votos de dos tercios de los constituyentes para este tipo de decisiones.

La constituyente de Perú Libre y el Movadef, entonces, no estaría controlada por el Congreso, el Ministerio Público, el Poder Judicial, el Tribunal Constitucional, el Banco Central de Reserva y todas las demás instituciones que los peruanos hemos venido construyendo en las últimas décadas. 

Con la sola instalación de la constituyente todas las instituciones republicanas se evaporarían. Pero eso no es todo. Todas las propiedades, los ahorros, los contratos, los fondos de pensiones y todos los esfuerzos de los más de 30 millones de peruanos pasarían a depender de la constituyente de Perú Libre y el Movadef. En otras palabras, las instituciones republicanas y la propiedad y los ahorros de los peruanos se volverían líquidos con la instalación de la asamblea constituyente.

Ahora bien, resulta en extremo contradictorio que un sector político pretenda detener el país, destruir todas sus instituciones para construir otras nuevas –como si fuesen paredes de fierro y concreto– no obstante que este grupo ha llegado al Gobierno. 

¿Cómo se entiende algo así? La respuesta está en la ideología bolchevique, en la doctrina comunista, y el proyecto totalitario que se promueve. Para los comunistas llegar al gobierno solo es parte de la estrategia general para la toma del poder, que se resume en el aserto leninista acerca de que, ¡salvo el poder todo es ilusión!

Los comunistas saben que están en el Gobierno, pero no tienen el poder absoluto. Necesitan doblegar a las instituciones, a las fuerzas armadas y policiales, destruir el sistema de propiedad privada y los mercados, para instalar la asamblea constituyente que organice un sistema político de soviets.

¡A reaccionar, entonces, demócratas y republicanos!