¡Entre la auditoría y la nulidad de las elecciones!

Después de la negativa de la mayoría del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) a contrastar las actas cuestionadas con el padrón electoral y luego de la declinación del magistrado Luis Arce a seguir integrando la corte electoral, salvar la legitimidad del proceso electoral de la segunda vuelta es asunto de ingeniería política. ¿Qué pretendemos señalar? O Pedro Castillo de Perú Libre y Keiko Fujimori de Fuerza Popular solicitan una auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA) o se anulan las elecciones y se convocan nuevas justas. Si el asunto no procede por esta vía, entonces, el encargado de la Presidencia por el Congreso, Francisco Sagasti, debería solicitar la intervención de la OEA.

Considerar que el JNE, presidido por Jorge Salas Arenas, tiene la posibilidad de componer las cosas solo es postergar el enfrentamiento entre los peruanos para la siguiente semana. Tal como está la situación solo una alta legitimidad, basada en la verdad electoral, puede posibilitar que la proclamación del próximo jefe de Estado no desencadene un enfrentamiento sin precedentes entre peruanos, sobre todo considerando que Pedro Castillo pretende llegar al poder y colectivizar la economía.

Cada hora y día que pasa se agrava más el escenario. Por ejemplo, ayer trascendió que el borrador de la resolución de la proclamación de Castillo ya estaba redactado en el JNE en el preciso momento en que el tribunal electoral discutía si se contrastaba o no las actas cuestionadas con el padrón electoral.

Si bien los pronunciamientos de Estados Unidos y la Unión Europea elogian la manera en que se han desarrollado las elecciones, igualmente demandan que los organismos electorales resuelvan las cosas con arreglo a ley y se utilice el tiempo necesario para esclarecer la verdad electoral. ¿Cómo se pueden considerar viables estos pronunciamientos cuando el JNE se niega a verificar las actas cuestionadas con el padrón electoral –un procedimiento que debería ser de oficio– y cuando acaba de trascender que la resolución de la proclamación de Castillo ya estaba redactada? Imposible.

Es hora de entender que la crisis política e institucional en que se sumerge el Perú demanda una salida política, demanda niveles de entendimientos. De allí que las salidas pasan por la posibilidad de anular los comicios y convocar a otros nuevos, o solicitar la auditoría de la OEA. Insistir en una proclamación por el JNE es echar gasolina a una hoguera que sigue creciendo y puede acabar con todos los avances republicanos en política, instituciones, economía y sociedad.

Lo repetimos con absoluta claridad. Es imposible que exista un ganador con legitimidad en estas circunstancias. En todo caso el propio JNE se ha encargado de bloquear las urgentes salidas institucionales que demandaba el país. Insistir en la autoridad de entidades electorales muy cuestionadas, en medio de una de las polarizaciones más cruentas de las últimas décadas, es una manera de plantear un nuevo capítulo de esta guerra política que ha llevado al Perú al borde de un abismo.

Por todas esas consideraciones, ¡o se convoca a una auditoría internacional de la OEA de los comicios o se anulan las elecciones! ¡No hay salidas!