El paquetazo un día después del eventual triunfo de Castillo

¿Qué sucedería en el Perú ante la eventualidad de un triunfo de la propuesta colectivista y estatista de Pedro Castillo? Es la interrogante que causa pánico e incertidumbres en los más diversos sectores sociales. Los segmentos más golpeados por la crisis, en situación de pobreza, quizá no se formulen esta interrogante porque perciben que el Estado y la economía no tienen nada que ver con ellos. Finalmente, la administración Vizcarra no compró camas UCI ni vacunas, pese a que el Estado manejó los mayores recursos de nuestra historia republicana.

Sin embargo, el efecto inmediato del triunfo de Castillo será devastador para los más pobres. ¿Por qué? Si a una semana y días de las elecciones –ante la incertidumbre en las encuestas electorales– el dólar se ha disparado a casi S/ 4, ¿cuánto costaría la moneda estadounidense horas después del triunfo de Castillo? Un cálculo nos indica que podría llegar a S/ 8. Quizá muy conservador.

Con un dólar sobre los S/ 8 soles el precio del pollo, el pan y los fideos –que dependen del maíz y del trigo importado– se elevarían en 100%, 200%, y quizá hasta 300%. Al respecto vale recordar que durante el paquetazo que lanzó Juan Carlos Hurtado Miller a inicios de los noventa, los precios de la canasta básica llegaron a dispararse en casi 300%.

De otro lado, los precios del transporte igualmente se irían por las nubes, porque el abastecimiento de combustible depende de las importaciones de petróleo, que se hacen en dólares. Ni qué decir de servicios básicos como la luz.

Queda claro, entonces, que un eventual triunfo de Castillo, desataría un paquetazo indirecto, porque la subida del dólar encarecería absolutamente todas las importaciones. Una inflación derivada del alza del dólar simplemente arrasaría con los pobres y los vulnerables del Perú.

Pero eso no es todo. Igualmente, horas después de un eventual triunfo del movimiento del lápiz todos los planes de inversión y contratación de trabajadores se detendrían en seco. El Perú, en vez de reducir pobreza, comenzaría a convertirse en una sociedad de mayoría de pobres en apenas semanas. Al respecto, vale también recordar que, cuando Hugo Chávez llegó al poder, la pobreza en Venezuela representaba el 20% de la población. Dos décadas después sobrepasa el 90% de los ciudadanos llaneros.

Asimismo, el consumo en los malls de las ciudades se derrumbará y se perderán miles de empleos y enormes masas de peruanos comenzarán a migrar. Primero a las provincias, con el objeto de encontrar maneras de sobrevivencia basadas en el autoconsumo, y luego al extranjero para salvar el futuro de las familias, tal como lo hacen los hermanos venezolanos.

Apenas Perú Libre empiece su plan de expropiaciones, la inicial fuga de capitales que desarrolla la clase media desde que empezó la segunda vuelta se convertirá en una real descapitalización del país. Las empresas mineras, agroexportadoras, constructoras, de turismo y de servicios, moverán sus capitales al exterior y en el Perú solo quedarán activos físicos (construcciones y máquinas) que alimentarán la ola de expropiaciones.

Finalmente, con la ola de expropiaciones en curso y la no vigencia de la Constitución y las leyes, el valor de las propiedades y activos de las clases medias, de los emprendedores y los emergentes, se derrumbará. El colectivismo habrá conseguido su gran objetivo: igualar a todos hacia abajo, convertir a todos los peruanos en pobres –en vez de igualar hacia arriba– y la sociedad peruana se convertirá en una tragedia al igual que en Venezuela.