¡El comunismo desprecia a la minería moderna!

El viernes pasado el presidente Pedro Castillo soslayó el enorme apoyo del sector privado, concretamente de la minería moderna, en la lucha contra la pandemia. En el marco de la inauguración de una nueva planta de oxígeno para el Hospital Loayza, Castillo omitió decir que el referido equipo era parte de la contribución de la empresa minera Buenaventura. Sin embargo, en el afán de demonizar a la empresa privada, habló de supuestos monopolios del oxígeno y “que su gobierno iba a terminar con ellos”.

En ese mismo sentido, a través de una publicación en sus redes sociales, el congresista Guillermo Bermejo, también se sumó al nuevo libreto gubernamental que pretende señalar que los problemas del país no provienen del fracaso general del Estado en redistribuir la riqueza nacional, sino de las especulaciones de la empresa privada. Al respecto, Bermejo señaló que “desde ahora nunca más se venderán balones de oxígeno, gracias al gobierno de Castillo”. Le faltó señalar que todo era posible gracias a la minera Buenaventura.

¿Por qué Castillo y Bermejo omiten decir que Buenaventura es la empresa que entregó dicha planta? Es evidente que el Ejecutivo se ha embarcado en un libreto que pretende culpar al sector privado de los problemas que ha desatado el anuncio de la convocatoria de una constituyente y la designación del Gabinete Bellido: alza del dólar, incremento de precios de la canasta básica y fuga de capitales.

En el Ejecutivo se pretende ignorar que el sector privado, en especial la minería moderna, ha contribuido –y aún lo hace– en la lucha contra la Covid-19 desde la primera hora. Buenaventura, para seguir con el ejemplo, fue la primera empresa en donar una planta de oxígeno, en agosto pasado, para afrontar el drama en Iquitos, mientras el Estado era una rémora que no podía comprar mascarillas ni menos camas UCI. 

La conducta del sector privado en general, y en particular de la minería, a nuestro entender ha dejado una profunda huella de solidaridad en el país y en las regiones. No solo eso, se ha demostrado con absoluta claridad que la solidaridad es uno de los rostros de la prosperidad y la riqueza. ¿Por qué? Únicamente cuando en una sociedad existe inversión privada y crecimiento se generan excedentes. Y cuando hay esos excedentes los ciudadanos, las empresas y los actores económicos pueden desarrollar filantropías y actos solidarios.

Todas las plantas de oxígeno en Cajamarca –para poner otro ejemplo– han sido donadas por las empresas mineras entre ellas, Goldfields y Newmont-Yanacocha. En Apurímac el aporte de MMG Las Bambas ha sido y es fundamental en la lucha contra la Covid-19. En el sur la empresa Southern, entre diversas entregas, donó 20,000 litros de oxígeno medicinal que representaron más de 1,700 balones grandes. En Arequipa, Cerro Verde entregará una nueva planta de oxígeno luego de donar 100 balones grandes de oxígeno. Asimismo, en Moquegua AngloAmerican acaba de donar otra planta de oxígeno.

Para detener el crecimiento y el proceso de reducción de pobreza el radicalismo comunista de Castillo y Cerrón no solo debe bloquear las inversiones de la minería moderna, también debe evitar todo éxito público-privado.  El motivo: la importancia de las inversiones mineras en las exportaciones, el PBI y el proceso de reducción de pobreza. De esta manera fomentan la demonización de las compañías mineras, en vez de plantear una alianza entre las poblaciones y las empresas para mejorar la distribución económica.

Es evidente, pues, que en la administración Castillo no se quiere minería moderna y competitiva.