¡Avanza la desorganización del Perú por la constituyente!

A estas alturas es incuestionable que el Gobierno de Pedro Castillo será considerado el peor de la historia republicana en el sentido de que, en apenas unas semanas, logró detener y destruir la mayoría de los logros económicos, sociales e institucionales del país de las últimas tres décadas. En el Perú parece cumplirse a pie juntillas el viejo dicho acerca de que es complicado y difícil construir, pero extremadamente fácil destruir.

La administración Castillo ha logrado lo que parecía imposible: detener tres décadas de crecimiento y de proceso de reducción de pobreza. Si hoy esta verdad no se percibe es porque el rebote de la economía –sobre todo el crecimiento del primer semestre– posibilitará recuperar más del 10% del PBI perdido en el 2020. Sin embargo, para nadie es un secreto que el 2022 la inversión privada se desplomará hasta en dos dígitos.

El crecimiento se ralentiza en el Perú por exclusiva responsabilidad del Ejecutivo, y en momentos en que los precios de los minerales –sobre todo el del cobre– alcanzan niveles históricos, con lo que nuestro país podría lograr crecimientos por encima del 6% del PBI. El presidente Castillo y los anuncios de promover una constituyente, de nacionalizar el gas y los recursos naturales, entonces, explican el frenazo económico que se avecina en el Perú.

El próximo año, pues, a la casi permanente crisis institucional y política que ha caracterizado nuestro proceso republicano en las últimas dos décadas, se sumará la lentificación económica y el aumento de pobreza, la falta de empleo y la desesperación por exclusiva responsabilidad del Ejecutivo. 

En este contexto, las corrientes comunistas y colectivistas considerarán que ha llegado el momento de legitimar el relato acerca de que todos los males de la sociedad provienen del modelo económico consagrado en la Constitución. En ese contexto, estas corrientes pretenderán legitimar su propuesta de constituyente. Sin embargo, ¿alguien podría creer en semejante narrativa reparando que el crecimiento se ha detenido en apenas unas semanas de gestión de Pedro Castillo?

Hasta hoy el Ejecutivo no advierte que el enemigo formidable que está levantando por mano propia es el frenazo económico y el aumento de la pobreza. Cuando el próximo año la ciudadanía repare en que la ralentización del crecimiento no genera suficientes empleos, que aumentan la pobreza y la desesperación, entonces pobres, clases medias y ricos se volverán contra el Gobierno que destruyó el crecimiento.

Por supuesto que los comunistas y colectivistas pretenderán repartir bonos a diestra y siniestra para crear la ilusión de “un gobierno de los pobres” y de la amenaza de una supuesta conspiración empresarial que pretende derribar una administración popular. Sin embargo, la estratagema comunista ya ha sido denunciada y desvelada, y de una u otra manera, forma parte del libreto chavista en la región.

A nuestro entender el Gobierno de Castillo encontrará en la economía y en la irritación de la gente a sus peores adversarios. El Congreso, por el contrario, le ha otorgado la confianza a dos gabinetes con ministros altamente cuestionados.

Por todas estas consideraciones si el presidente Castillo pretende salvar su Gobierno y evitar la acelerada desorganización del Perú debe anunciar públicamente que renuncia a la asamblea constituyente y convocar a un gabinete de unidad nacional, con ministros capaces de detener la implosión institucional, económica y social del país. De lo contrario, el Ejecutivo se hundirá en el naufragio que organiza por voluntad propia. Hoy en el Congreso existe un proceso de vacancia que puede prosperar o quizá no. 

Sin embargo, si el Ejecutivo sigue en la ruta de la constituyente no nos queda la menor duda de que el proceso de vacancia será un proceso de toda la sociedad, de abajo hacia arriba.