La Comisión Económica para América Latina...
El Centro de Estudios, Formación y Análisis Social (Ceus-Cefas) en colaboración con el Center for a Free Cuba y la Asociación Española Cuba en Transición, acaban de publicar el informe Las múltiples caras del terrorismo en Cuba, en el que se describe de manera descarnada la trayectoria ideológica y el terror como método que se impulsó al interior de la isla y desde allí se exportó al mundo.
Una de las cosas más estremecedoras que muestra el señalado informe es que la influencia del progresismo y las izquierdas, bajo los conceptos de guerrillero y revolucionario, pretendió ocultar una típica estrategia terrorista que se expandió en el mundo.
En el informe (que se puede leer aquí) se menciona que, desde 1959, la dictadura comunista de Cuba siempre estuvo vinculada al desarrollo de la violencia y el terror. Por ejemplo, se señala que Fidel Castro estuvo emparentado con la violencia desde su juventud porque la prensa de entonces lo acusaba de tres asesinatos. Se agrega que no fue condenado por falta de pruebas.
Asimismo, el informe subraya que el asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 fue el despliegue de un sistemático plan de terror. En el documento se consigna que el propio jefe de acción y sabotaje del Movimiento 26 de julio –creado luego del asalto en Moncada–, Domingo René García Collado, reconoce que la revolución cubana se hizo utilizando la metodología del terror. Por ejemplo, el 8 de noviembre de 1957 en La Habana explotaron 100 artefactos explosivos con el objeto de desatar el pánico en los cubanos. Igualmente, antes de la toma del poder por los comunistas, el 21 de octubre de 1958 se produjo el primer secuestro de una nave aérea en Cuba y, de alguna manera, se emuló a los métodos de terror del radicalismo islámico de entonces en el Medio Oriente.
Siguiendo el desarrollo del informe de Ceus-Cefas –cuyos autores son Matías Jove, director ejecutivo de la Asociación Española Cuba en Transición y John Suarez, director ejecutivo del Center for a Free Cuba–. documento que tiene un prólogo de María San Gil, directora del Observatorio de Víctimas del Terrorismo CEU-CEFAS, se puede sostener que luego del triunfo de la revolución en Cuba el terror como método político se convirtió en una herramienta sistemática de todos los planes revolucionarios que se exportaban a diversas regiones del planeta. En el mencionado informe se detalla que Fidel Castro creó el Directorio de Liberación Nacional para exportar “el método” al resto del continente. Se menciona que, por ese entonces, Cuba promovía actos terroristas callejeros en Venezuela, fomentaba la organización de guerrillas en Panamá y República Dominicana y enviaba armas a Argelia, al grupo terrorista Frente de Liberación Nacional.
El documento presenta copiosa información sobre las relaciones del terror como método político con los planes revolucionarios de la isla. Se indica que diplomáticos cubanos fueron expulsados de Estados Unidos por pretender detonar más de 500 kilos de explosivos. Se precisa que, luego de la caída del Muro de Berlín, los comunistas cubanos siguieron manteniendo sus vínculos con el terrorismo y que, incluso, comenzaron a relacionarse abiertamente con el narcotráfico y desarrollaron nuevas relaciones con el fundamentalismo islámico de Hamas, por ejemplo.
En cualquier caso, el informe que reseñamos es estremecedoramente revelador de la manera como el progresismo y las izquierdas, sobre todo las occidentales, le han lavado la cara a la dictadura comunista de Cuba. El proceso se romantizó con las figuras del guerrillero y revolucionario para esconder la crudeza del terror como método revolucionario, un método que es consustancial a todos los proyectos políticos que consideran que la violencia es la partera de la historia.
El informe se puede leer aquí.
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