Pesquería, fuente de progreso

Según la presidenta de la Sociedad Nacional de Pesquería (SNP), Elena Conterno, en el 2017 se desembarcaron 4.2 millones de Toneladas Métricas (TM) de recursos marinos, lo que representa 9.8% más respecto al 2016. La producción de harina de pescado fue de 0.75 millones de TM, un incremento de 15.4% respecto al año anterior. Y la producción de aceite de pescado se contrajo en 3.3% con respecto al 2016, por el escaso rendimiento de la grasa de la materia prima. Si bien, para la SNP no fue el año pesquero que se hubiera deseado, se preservó la biomasa del litoral peruano que es, finalmente, el principal objetivo de la industria del sector para salvaguardar la actividad productiva de los años venideros.

La industria pesquera es una de las actividades que impulsa la economía nacional. Aporta más del 1% del PBI al país, paga más del 50% de sus utilidades en impuestos y genera 200,000 empleos: 100,000 directos y 100,000 indirectos. Sin embargo, el rendimiento sería superior si el ecologismo ideológico dejara de dramatizar sobre los recursos marinos. Según la empresa Auditora Ernst & Young, antes del establecimiento del sistema de límites de captura anualmente se capturaban 7.2 millones de TM anchoveta en promedio. Según data registrada, en el periodo 2009-2017 se desembarcó en promedio 4.1 millones de TM. Es decir, un descenso de 40% en las capturas.

Durante el Gobierno de Ollanta Humala se desarrolló una política en contra de los intereses peruanos. Una legislación, hasta ahora vigente, prohibió pescar en la región del sur hasta antes de la milla cinco, mientras que Chile pesca desde la milla uno. Además, no se puede seguir creyendo que la promoción de la pesca solo debería ser para el consumo humano, como se estableció durante el humalismo.

Contra todo los vientos, la actividad pesquera no se detiene. El pasado 2 de marzo se inició el llamado crucero de evaluación hidroacústica, el que consiste en determinar la biomasa y distribución del jurel (trachurus murphyi) y la caballa (scomber japonicus), que se encuentran en el litoral peruano. El crucero durará 30 días, tanto en la zona norte (entre Paita y Chimbote) como en la zona sur (entre Pisco a Ilo). El crucero liderado por el Instituto del Mar del Perú (Imarpe) cuenta con el apoyo de una embarcación industrial que ayuda a mejorar el muestreo.

Asimismo, el Ministerio de la Producción (Produce) autorizó la realización de una pesca exploratoria de los recursos jurel y caballa por 60 días, poniendo límites a la extracción: 5,000 TM para la flota artesanal y 15,000 ™ para la flota de mayor escala. Los recursos capturados serán destinados solo para el consumo humano.

Sobre el recurso anchoveta, ya se anunció que la primera temporada podría estar comenzando durante la primera quincena de abril. La decisión depende del Imarpe, el organismo científico que regula la pesca responsable en el país. Vale anotar que existen dos temporadas de pesca por año y dos stocks de biomasa: uno en el norte-centro y otro en el sur. En el 2017 la biomasa del mar peruano se mantuvo estable.

Como en la minería, el radicalismo antisistema favorece a los intereses de las empresas que le disputan la primacía al Perú en la industria de la harina de pescado. El ecologismo ideológico no defiende los intereses económicos de los peruanos, sino todo lo contrario.

Contra el constante ataque de los radicales medioambientales, el Estado y las compañías pesqueras deben seguir empoderando a instituciones serias y responsables como el Imarpe y sus estudios científicos, que ayudan al sector pesquero. La preservación de la biomasa —diversa y abundante en el litoral peruano— es el principal objetivos de las empresas, porque esa es la fuente de su actividad, que genera más impuestos para el fisco y más empleo y bienestar para los peruanos.