Jose Azalde
Las trampas discursivas de la izquierda
Ante sus recurrentes fracasos económicos en América Latina

Cuidado: la izquierda bolivariana, a través de sus medios y plataformas, viene ejecutando una operación política cuyo objetivo es limpiar la alicaída imagen de sus cuestionados líderes mediante una trampa discursiva o narrativa.
En las últimas elecciones en Bolivia, desde la primera vuelta y a partir de los resultados obtenidos, se empezó a escuchar —sobre todo en los análisis realizados “objetivos analistas políticos”— que el problema nunca fue el modelo gestado bajo la presidencia de Evo Morales, que dio origen a la nacionalización de los recursos naturales y a la creación de un nuevo Estado Plurinacional, sino el actual y díscolo presidente boliviano, Luis Arce.
Algo similar se intentó con Rafael Correa en Ecuador: se sostuvo que el fracaso del modelo implementado no fue responsabilidad de Correa, sino del “traidor” Lenin Moreno. También en Argentina se impone un falseamiento de la realidad histórica al sostenerse que los problemas no derivaron de los gobiernos de Cristina Fernández (CFK), sino de Alberto Fernández.
Estos relatos buscan instalar en la interpretación de la realidad política la idea de que los constructores de dichos regímenes no fueron responsables de su debacle o fracaso. Particularmente, consideramos que estos modelos tenían problemas endógenos que los hacían inviables. Sin embargo, más allá de ello —pues ameritaría un análisis más profundo que incluya otras variables, no solo políticas, sino también económicas, educativas y culturales— existe un elemento perverso en esta estrategia de la izquierda bolivariana para intentar “lavarse las manos”.
Ese elemento es, sin dudas, la imposibilidad de aceptar que los regímenes que gobernaron durante muchos años, tanto en Argentina como en Bolivia y Ecuador, entraron en claros procesos de descomposición interna que agudizaron las contradicciones inherentes a sus propios modelos, los cuales estaban, prima facie, destinados al fracaso.
Así que cuidado: un fantasma recorre Latinoamérica. Ese fantasma es la desinformación de los medios de comunicación de la izquierda bolivariana o del siglo XXI. Estemos alertas.
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