Carlos Adrianzén
El camino de salida
Ante la crisis, una propuesta de programa de gobierno ideal

Hoy les traigo una buena noticia. Existe un camino de salida para la postración económica nacional. Siguiéndolo persistentemente minimizaríamos tanto la incidencia de pobreza, cuanto la desigualdad, y alcanzaríamos –en algunas décadas– niveles de vida propios de naciones desarrolladas. Es implacable, es posible, es claro, pero no es fácil.
La figura uno nos enrostra un hecho que –aunque conocido por todos– preferimos ignorar. Actuamos, bajo diferentes regímenes, liderazgos y contextos, obviando que –una década tras otra– hemos convertido a uno de los grandes tesoros de la nación (i.e.: su servicio público o burocracia estatal) en una lacra.
Una burocracia superpuesta y llena de abusadores, incapaces, incumplidos y corruptos. Una masa que se acomoda –en modo garrapata– desde nuestra aparición en cada régimen que nos gobierna, sea este seudo democrático o dictatorial.
Note por qué no escribo democrático. Que no lo engañen. Ni la democracia, ni el alto crecimiento son posibles bajo ámbitos con altos estimados de corrupción estatal, incumplimiento legal, inefectividad burocrática y abuso regulatorio. No es casualidad que durante dos siglos no hayamos crecido en promedio siguiera dos puntos porcentuales por habitante.
No resulta pues casualidad nuestro atraso global, ni la migración de nuestra gente al exterior o a los mundos subterráneos del incumplimiento y la exclusión (le informalidad). Espantamos. Si usamos los indicadores de gobernanza estatal por país, accesibles para cualquiera de nosotros desde los años noventa, y los asociamos con nuestro nivel de pobreza (ver Figura Única) todo resulta muy claro. Hay un meridiano camino de salida del hoyo actual. Los países se enriquecen limpiando y ordenando su burocracia.
Figura Única
La gran lección de la Latinoamérica actual
Los países resultan irremediablemente más pobres cuando la inefectividad, el incumplimiento, la corrupción y el abuso regulatorio de sus burocracias caen simultáneamente en rangos estadísticos deteriorados
www.worldbank.org Elaboración propia
De hecho, les repito: no es posible progresar –bajo cualquier programa o liderazgo y a pesar de la extraordinaria naturaleza del peruano– con una burocracia llena de garrapatas, actuales y aspirantes. Con gobernantes y candidatos coimeros, coimeados y silentes.
Hacia un programa de gobierno ideal
El punto de partida aquí, cabe reconocerse, implica una tarea difícil. Limpiar y ordenar no dibujan una tarea popular. En ámbitos sistemáticamente fracasados, como los latinoamericanos, la inercia es implacable. Protestas violentas, traiciones, reacomodos, etc. caracterizan nuestra penosa historia económica.
En estos ambientes no faltan ni los resignados, ni los vendedores de cebo de culebra. Los que ofrecen lo fácil que nunca cumplirán. Pero faltan de los otros, los que ofrecen lo difícil, una salida real.
Podemos repetir que cualquier esquema de gobierno lógico (políticas de oferta y/o demanda) camina bien en un ambiente limpio y ordenado institucionalmente. Donde lo envidioso es deplorado. Donde no se roba, no se incumple, no se abusa y no se tolera la inefectividad.
Un programa de gobierno ideal dibuja exactamente eso. No es una lista de regalos. Es una lista de tareas. Y las tareas implican la salida. Como hoy estoy muy contento contándoles de esta difícil pero buena noticia, les dejaré a los cientos de candidatos la estructura exacta de un buen programa de gobierno. Con él, el acercamiento al éxito es posible y aunque gradual, es probadamente exitoso.
Esquema básico de un programa de gobierno para el Perú 2026-2031
Para rellenar con medidas sensatas*
*Advertencia: El esquema es versátil para diferentes esquemas de Política Pública; todas subordinadas a estas cuatro líneas matrices. Su periodo de maduración puede tomar dos décadas. Sus resultados, en cambio, cambiarían nuestra historia.
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