El pasado 21 de octubre, el abogado y escritor Gary Marroquín M...
En la siguiente entrevista para elmontonero.pe, Hugo Coya, presidente ejecutivo del Instituto de Radio y Televisión del Perú (IRTP), autor de Memorias del futuro, investigación periodística sobre los vínculos entre el Che Guevara y el Perú, desmitifica la imagen romántica generada por infinidad de fábulas sobre este personaje. Asimismo, critica la situación del periodismo literario en nuestro país.
Aparte del 50° aniversario de la muerte del Che Guevara, un típico personaje de la Guerra Fría, ¿cuál fue el interés periodístico para investigar sobre su vida?
Aunque suene a cliché, es la clásica historia que busca al periodista y no el periodista que busca a la historia. Hace algunos años me escribió un familiar de uno de los guerrilleros peruanos que fallecieron con el Che Guevara en octubre del 67, en Bolivia. Me mandaba cartas, documentos y fotografías, dándome información acerca de su pariente. Y me pedía que escribiera algo. Yo no conocía mucho más de lo que las personas promedio conocen del Che Guevara. Sabía que era una figura mítica, pero más allá de eso no. Comencé a revisar más, me interesé por los otros peruanos. Descubrí que hubo tres peruanos que murieron en Bolivia con el Che. Me puse en contacto con sus familiares. Así, me contaron que no solo eran ellos, sino que había toda una generación de peruanos que tuvieron esa influencia y, en muchos casos, contactos directos o indirectos con el Che. Entonces lo planteé como un proyecto editorial a propósito de los cincuenta años. Y el resultado es este libro.
(Planeta 2017)
Sobre el Che Guevara se han hecho centenares de libros, incluso siempre se recuerda la famosa película Diarios de Motocicleta (2004)…
Me concentré en un aspecto que — a mi modo de ver — era más interesante: el vínculo entre el Che y el Perú, los peruanos y el Che. Yo sostengo en el libro que el Che no sería el Che Guevara como lo conocemos ahora sin la influencia del Perú, sin el paso por el Perú. No solo por su viaje, sino también por su vínculo con los peruanos, y por varias razones. En primer lugar, tiene un primer contacto con el Dr. Hugo Pesce, que era director del Leprosorio San Pablo. Este señor lo introduce en el conocimiento del pensamiento socialista, que luego se tornará comunista. En segundo lugar, la esposa Hilda Gadea, que era aprista y que había estado en el exilio en Guatemala. Lo conoce a él. Se torna en un romance que acaba en matrimonio y que da como resultado no solo una hija, sino una simbiosis ideológica importante. Hilda Gadea ayuda a formar al Che en este pensamiento comunista. Juntos conocen a Fidel Castro y a Raúl Castro. Deciden partir a la revolución, ir a derrocar a Batista. Y se involucra por completo. Por eso es tan importante el papel de Hilda Gadea en la vida del Che.
Después de escribir Memorias del futuro, ¿diría que el Che tiene más de ángel o más de demonio?
Es una figura que no se puede resumir en un solo juicio de valor. Hay gente que lo admira. Hay gente que lo adora, que cree que es un ídolo y que lo defiende porque solo ven las luces. Y también, están los otros que solo ven las sombras. Es una persona con múltiples facetas: el lado romántico, el de la justicia social, la rebeldía, el querer cambiar mucha de las cosas que inevitablemente siguen existiendo. En este mundo ya no hay la Guerra Fría, pero hay injusticias sociales, muchos pobres, que no podemos negar. Por otra parte, lo oscuro: su férrea personalidad, su autoritarismo, su persecución a los disidentes en centros de reclusión donde muchos opositores fueron llevados y muertos. Se fusiló a todo aquel que no estaba de acuerdo con la revolución o que tenía cierto nivel de disidencia. He tratado en Memorias del futuro de hacer un relato lo más objetivo posible. Y lo que sostengo está justo en el prefacio:
“Este libro solo pretende ser repositorio de certezas descarnadas, sin apasionamientos, exageraciones o mitificaciones. Se basa estrictamente en los hechos. Su lectura permitirá descubrir si las memorias consignadas pueden pertenecer, como quisiera, al futuro”.
Es importante desmitificar la imagen romántica porque hay demasiada fábula…
Exactamente. Muchas mentiras que se han creado como el súper hombre… ¡No! Era un ser humano que cometió errores, pero también aciertos. Un tipo carismático y que tenía también su lado oscuro. No es todo negro ni todo es blanco. Esa es la idea. Memorias del futuro es mi primer libro con diferentes versiones. Esta es la versión peruana; pero habrá una colombiana, que está saliendo en los primeros días de agosto, en dos semanas, ya está en imprenta… ¿Cuál es la diferencia? ¿Por qué una versión colombiana, argentina y mexicana? Estamos viendo para traducirlo al portugués también. En Colombia me he enfocado no solo en el viaje que realizó, sino también en cómo influyó el Che Guevara en la política de ese país en los últimos 50 años. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) tuvieron vínculos directos con el Che. Incluso después de su muerte siguió siendo una referencia para los guerrilleros. Uno de los ideólogos de las FARC se autoproclamó su heredero; se vestía igual, pensaba igual y formó esa agrupación.
¿Cómo ve al periodismo narrativo —en formato libro— en el Perú?
Lamento mucho que en el Perú exista tan poco de lo que se llama periodismo narrativo. El periodismo narrativo en el Perú siempre es una fracción muy pequeña, a diferencia de otros países como Argentina, México o España. Tú vas a las grandes librerías y te encuentras con secciones enormes. En cambio, aquí disputa pequeños espacios. Es lamentable bajo todo punto de vista porque hace que el país no crezca en ese aspecto. Y no crece por varios factores. No porque la gente no quiera hacerlo, sino que no hay los espacios para hacerlo. Yo he publicado seis libros. Mis seis libros han sido pirateados, lo cual mucha gente dice que es sinónimo de éxito. Pero se engaña, porque si bien soy un periodista que tiene una mayor exposición mediática innegable, lograr vender solo cierta cantidad de libros condena a los escritores más jóvenes que quieren incursionar en el género, porque las editoriales piensan muchísimo más darle espacio a ellos. Estas empresas dicen “¿por qué apostaría por alguien desconocido, nuevo, que recién está comenzando?”
El daño que hace la piratería es grande sobre los escritores jóvenes. No es sobre los consagrados. Vargas Llosa no vive solo de sus ventas en el Perú. O Isabel Allende para irnos a fuera. Pero sí, los otros sí viven del mercado peruano y es una cadena. Es un círculo vicioso. Si la gente que consigue vender más, no vende tanto, entonces la editorial apuesta menos en la gente nueva.
Me pasó algo curioso. Necesitaba comprar mi propio libro porque se habían acabado los pocos ejemplares que la editorial me dio. Tenía un pariente que se iba al extranjero y quería que lo firmase. Entonces, al llegar a una librería en Miraflores, me encontré con un pirata en la puerta que me ofrecía a mitad de precio mi propio libro. Cuando le dije “sabes que soy el autor del libro”, me dijo: “¿Me puedo tomar una foto con usted?”. Además me informó dónde hacían los libros piratas, para invitarme a que fuera a la imprenta. “Se sentirían muy orgullosos de que usted fuera a visitarlos”, respondió.
Hay un problema serio. Las editoriales con las que trabajo dicen que ha bajado la compra de libros piratas, pero la piratería debería ser reprimida, las autoridades deberían hacer un trabajo mucho más enérgico de persecución. Claro, todo el mundo se escuda en que “los libros son muy caros”, y que por eso compran libros piratas. Justamente los libros son muy caros porque el mercado de la gente que compra libros es muy pequeño. Y se vuelve más pequeño aún cuando la piratería sigue, impunemente, campeando en las ciudades peruanas.
Si tuviera que elegir uno de sus libros, ¿con cuál se quedaría? ¿Por qué?
Eso es bien difícil. Es como pedirle a un padre que escoja a uno de sus hijos. Cada uno representa un tiempo, un momento, una etapa de mi propia vida. Horas de esfuerzo y de trabajo. El libro con el que me he sentido más cómodo haciéndolo ha sido Los secretos de Elvira. Le tengo especial afecto no porque esté desmereciendo a los otros. Especial afecto porque resulta que las mujeres que lo han leído han tenido un tipo de conexión muy grande. Se han sentido identificadas y me lo han hecho saber. Siempre en las presentaciones ha tenido mucho más éxito. Por otro lado, Estación final no es un bestseller sino un longseller. Salió en el año 2010, tiene siete años, y el libro se sigue vendiendo. Podría sentir mayor afecto por ser el mayor.
¿Cuál es el siguiente proyecto? ¿Qué se viene?
La mayoría de mis libros se basan en investigaciones históricas sobre la participación de peruanos en grandes hechos que conmocionaron al mundo. No sé si lo que viene se convierta en libro. De repente no consigo nada.
Su mayor interés es escribir sobre otros peruanos…
Definitivamente, como periodista peruano me siento muy interesado en revalorar, demostrar, mostrar o revelar hechos inéditos de peruanos en la historia. Creo que es mi mayor contribución al país.
Para terminar, ¿cuál es su visión del periodismo peruano actual?
Es difícil. Primero, por el cargo que ocupo, no puedo ponerme en el plan de evaluar, porque cualquier opinión que yo diera sonaría a posición oficial. Y no es mi interés en ningún caso. Como periodista tengo mi propia opinión, pero preferiría no responder para no caer en “yo soy bueno y los otros son malos”. A mi modo de ver, esa obsesión estaba como eslogan del canal. Y la cambié. Me irritaba ese “Mucho más que ver”, como diciendo “nosotros si ofrecemos más y el resto de la televisión no tanto”. Eso es arrogante. Ahora, hemos pasado a “Somos todos” porque incluye. TV Perú es realmente la televisión de todos los peruanos, incluso de aquellos que no hablen castellano. Radio Nacional también los incluye. Cualquiera tiene la posibilidad de salir en este canal, si eres un alto funcionario o si eres un ciudadano de a pie de alguna localidad alejada de la capital.
Entrevista y fotografías:
Luis Cáceres Álvarez
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