Raúl Mendoza Cánepa
Tribuno
¿Para qué se hace política en el Perú?

La campaña ha permitido confirmar que algunos creen que sin circo no hay votos. Los debates fueron pobres y, más que ideas, lo que queda es la reverberación de frases vacuas lanzadas en el calor de una elección que nadie esperaba, pero que apuró a muchos políticos. Y tanto que hay quienes no tienen la menor idea de qué hacen en política.
¿Para qué haces política? Pregúntate. Al menos por allí sí escuché a alguno sustentar sobre temas de Constitución y a otros proponer leyes en concreto, pero en el grueso la impresión es la de un gran oportunismo. Muchos llenaron la lista sin decir niente y otros prefirieron el cálculo a la honestidad. Desde luego, se observó a un número importante paporreteando monsergas y a otros demostrándonos que en cultura o, al menos, en sentido común este Congreso podría salir más caro que el anterior.
Está de más decir que los discursos fueron cosméticos y que prevaleció la chismografía, el antecedente, la bronca; pero ¿alguien nos ilustró sobre las opciones legislativas para dinamizar la economía? ¿Y el crecimiento que se nos fue? ¿Alguno calibró los marcos normativos posibles que sirvieran para la reducción de la pobreza? ¿Hubo algo de esencial en esta campaña?
Si hubo agendas de conjunto de propuestas, bien, felicidades; pero nadie las vio porque a nadie le interesan las propuestas. En un país donde la pobreza campea en las calles, nadie clama por una respuesta. Así estamos de ciudadanía.
¿Qué es ser un tribuno? Alguna vez, en los diez o más años de aprendizaje de trabajo discipulado con Enrique Bernales, él me lo sugirió con el desaliento de quien vio sucesivos congresos decaer. Por tal, nunca quiso volver al parlamento; pero decía que ser tribuno es hacer magisterio, enseñar, debatir sobre los grandes temas generales del país (que ya no se discuten en los libros porque no hay un Haya ni un Basadre ni un V. A. Belaunde ni un Mariátegui). Le decían, en el Senado, “el académico”, pese a que era la academia la que brillaba en casi todo ese cuerpo legislativo, con Luis Alberto Sánchez a la cabeza.
Si bien hay políticos jóvenes, o no tan jóvenes pero nuevos (que es lo mismo que jóvenes), que el modelo sea ese, que alcancen a escuchar los discursos enormes de ese Senado o de otros. Que asuman que la inteligencia y su cultivo lo es todo en política, como lo es la misión y la probidad, esa que es firme y sin temblores.
Que ese sea el escenario o la antesala para lo que nos venga en el futuro.
COMENTARIOS