Eduardo Zapata

The price of freedom

Es necesario construir una narrativa asertiva

The price of freedom
Eduardo Zapata
13 de enero del 2022


Una de las salas más atractivas –y trabajadas– del Museo de Historia Americana del Smithsonian es aquella dedicada a los conflictos armados por los que han transitado los Estados Unidos.

Como sabemos, el Instituto Smithsonian es una entidad que se dedica a la actividad científica, a la educación y, con especial énfasis, a la museografía. El llamado Mall de los Museos en Washington D.C. es, de hecho, uno de los mejores conjuntos museográficos del mundo. Un centro de convocatoria ciudadana, estudiantil y turística. Casi un lugar venerable para la mayoría de americanos; sea que estén interesados en el arte, la historia en general, la ciencia o la historia natural. Todo montado con fidedignidad y alto profesionalismo. Con tecnología de última generación.

Pero detengámonos en la sala a la que aludíamos al principio, aquella dedicada a las guerras por las que ha atravesado el pueblo americano en su configuración. Y lo primero a subrayar de esa sala es que nos muestra desde el primer contacto de los europeos con los pueblos indígenas, pasando por la independencia de las colonias, la gran guerra civil, las dos guerras mundiales, Corea y Vietnam y todas las intervenciones militares recientes. Todo ello articulado por un guión museográfico impecable y una mejor realización.

¿Qué es lo que resulta particularmente relevante? Que siendo el Smithsonian una institución científica, muestra claramente una visión de la que se parte y quiere transmitirse. Respetuosa de la ciencia histórica en lo referente a la ocurrencia de los hechos, pero hechos estructurados con una visión-país que satisface los insights o motivaciones de quienes allí acuden.

¿Cuál es el título de todas estas vivencias militares? ¡The Price of Freedom!, el precio de la libertad. Con lo cual no solo se justifica lo ocurrido sino también la eventualidad de lo ocurrente y de lo por ocurrir.

Viene a cuento lo dicho por el tema de las famosas ´narrativas´ entre las que transitamos los peruanos. La de las izquierdas siempre victimizadas y lastimeras frente a las balbuceantes e indefinidas –y aun culposas– de la llamada derecha.

¿Puede alguien que asiste a un museo como simple visitante esperar ciencia histórica? Ciertamente, no. Para ello están los tratados y los tratadistas. Y ya visto el tema desde la educación ¿la escuela debe formar historiadores o más bien propiciar una visión de país, lo más ajustada al hecho histórico, por cierto?

Tomemos decisiones. Construyamos una narrativa asertiva. El futuro está adelante. Y de eso se trata el objetivo ya social de la ciencia histórica: conocer el pasado para proyectarse al futuro con determinados valores y determinadas actitudes.

Eduardo Zapata
13 de enero del 2022

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