Iván Arenas
¡Terror contra mina Inmaculada!
Extremistas antimineros quemaron seis camiones transportadores

El día de ayer, jueves primero de diciembre, un pequeño pero activo sector de pobladores del Anexo de Huancute, en la provincia de Parinacochas, ha quemado seis camiones transportadores de la empresa minera Ares. Un delito que de una u otra manera corresponde a un acto de terror en contra de la minería moderna. No obstante cualquier o demanda de los pobladores de Huancute (sea justa o no), la quema de seis camiones no se puede tolerar bajo ninguna razón, y denota también la falta de Estado de derecho y la anarquía en la que está sumido el Perú bajo el gobierno de Pedro Castillo.
Antes de continuar vale recordar que desde hace más de 25 días hay un bloqueo en contra de la mina Inmaculada, organizado por un grupo de supuestos comuneros del anexo Huancute. Dichos pobladores alegan que Huancute es una comunidad indígena originaria y exigen que la minera se retire del lugar porque está usufructuando terrenos de dicha “comunidad”. Nada de eso es cierto. Por el contrario, la mina Inmaculada ha pagado más de S/ 13 millones por el uso de esos terrenos.
Ahora bien, si uno mira al detalle lo que sucede con la mina Inmaculada se dará cuenta de que tiene el mismo software que en Las Bambas y otras operaciones donde dirigentes coludidos con abogados bloquean e incendian campamentos mineros. Es decir, estamos ante una estrategia que se repite desde hace varios años contra la minería moderna.
De cerrar la mina Inmaculada se perderían más de 3,000 empleos directos y más de 75,000 indirectos, además de que casi el 18% del PBI de Ayacucho depende de la mina Inmaculada y otro tanto de las mineras del sur. Frente a esta situación ni el Gobierno ni las autoridades respectivas intentan restaurar el orden. La zona no solo debe ser puesta bajo el imperio de la ley, además debe declararse la zona en estado de emergencia.
La cosa se pone realmente peor cuando el denominado Comité de Lucha de Parinacochas y Ayacucho Sur empiezan a organizar un gran paro contra las empresas mineras en el sur ayacuchano, bajo el mentado argumento de la contaminación, que sin embargo no se comprueba. Aquí lo que hay es una agenda para derribar las inversiones en el sur ayacuchano, esta vez desde la izquierda más extrema.
En suma tenemos que ante la falta de orden, ante la anarquía y el desgobierno, hay asesores, abogados y proveedores que quieren prebendas. Los conflictos continúan y todo indica que no pararán.
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