Pedro Corzo
Colombia en crisis
Y en gran medida por la ineptitud del presidente Gustavo Petro

Colombia ha sido, sin duda alguna, el Estado más acosado por los extremismos políticos y el crimen organizado; dos factores cismáticos que afectan profundamente el desarrollo humano. Aunque se debe reconocer que, a pesar de las profundas crisis, la alternabilidad democrática no ha sido quebrantada, y no por falta de malas intenciones de algún que otro gobernante.
Son muchos los factores que se han complotado contra la democracia colombiana. Sujetos y entidades que siempre han sido conscientes de que sus operaciones subversivas o de tráfico de drogas, para asegurar su éxito, tienen que estar vinculados a activos extranjeros. La violencia en Colombia, como en el resto de los países del hemisferio, es una especie de plaga; pero la situación en ese país sudamericano se agravó después del triunfo de la insurrección castrista en Cuba y el incremento del cultivo, fabricación y tráfico de narcóticos en el territorio nacional.
La transnacionalización en la ejecución y preparación de estos actos delictivos tienen una mayor garantía de triunfo cuando factores extranjeros inciden en los mismos, de ahí la importancia de la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela y el totalitarismo de Miguel Diaz-Canel en Cuba. Tanto Caracas como La Habana ejercen una gran influencia sobre los grupos delictivos colombianos porque son factores importantes en las gestiones del crimen organizado a la vez que representan modelos de autoridad, no de gobierno, que inspiran a los aspirantes a déspotas.
El país, como consecuencia de la voracidad de diferentes sectores de la sociedad, nunca ha podido ser pacificado por completo. Los grupos irregulares son numerosos y no solo confrontan al estado sin importar quien lo dirija, sino que luchan entre sí en procura de la mutua destrucción conduciendo a la nación a la indefensión.
El reciente intento de asesinato contra el senador y candidato presidencial del Centro Democrático, Miguel Uribe Turbay, baleado dos veces, el sábado 7 de junio en un mitin en Bogotá, es parte esencial de una escalada criminal que busca someter a Colombia a los intereses de estos criminales, suceso, al que se deben sumar los hechos ocurridos este martes con un saldo de diecinueve atentados que causaron la muerte de al menos cinco civiles y tres policías, más decenas de heridos, incluidos menores de edad.
Es importante hacer notar que hay denuncias de que el esquema de seguridad del senador Uribe fue alterado, lo que facilitó la acción del sicario, un adolescente, según diversas informaciones. La situación del país es tan complicada que la ex alcaldesa de Bogotá, también aspirante a la presidencia, Claudia López dijo que lo sucedido son hechos inadmisibles que solo demuestran que el país tiene una política de seguridad caótica donde se negocian ceses del fuego que generan impunidad.
La antigua alcaldesa al usar el término impunidad ha repetido las denuncias de los grupos políticos y sociales que se opusieron a las concesiones que se le hicieron a las FARC en los titulados acuerdos de Paz de La Habana,2016, en los que los guerrilleros que dejaran las armas consiguieron beneplácitos que la mayoría del pueblo colombiano rechazó en referendo
Las llamadas disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, remanentes de los irregulares que en los diálogos de La Habana entre funcionarios del gobierno de Juan Manuel Santos y las susodichas FARC, no se acogieron a la Paz y han seguido delinquiendo en el país, al igual que las unidades del Ejército de Liberación Nacional, ELN.
La situación es grave en todos los aspectos. La inestabilidad presente es una seria amenaza para los comicios del próximo año, marzo, y amplios sectores del país responsabilizan al presidente Gustavo Petro de todo lo que acontece.
Conversé con varios colombianos quienes me afirmaron que Petro ha demostrado ser un inepto en toda la extensión del concepto, que su estilo de gobernar ha impulsado la histórica ineficiencia gubernamental e incrementado la crispación en toda la sociedad. Y que eso incluye la crispación dentro del propio gobierno ya que con su modo deletéreo ha propiciado la indisciplina y la mala conducta social.
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