Raúl Mendoza Cánepa
Te ayudo a emprender
Una sola idea puede valer un millón de soles

Para este opinante, la tempestad política no es obstáculo para construir. No ignoro, pero me despercudo por ahora de los conflictos políticos. Conflictos que solo ¡tú!, el elector, causaste por elegir siempre mal. Ojalá que, realizadas las primarias de los partidos, a alguien se le ocurra coordinar, desde el saque, un gran debate programático de candidatos para tener un concepto sobre ellos. Que no sean las encuestadoras las que formen tu concepto sobre la base de tendencias que no dicen nada.
Al margen de estos días atribulados, este es un llamado a la gran empresa o a las grandes riquezas, que (prejuicios al margen) generan empleo en el Perú. Sin inversión no hay empleo y sin empleo no hay consumo ni más inversiones ni más empleos. El llamado no es al filántropo involuntario de Smith, sino al empresario que entiende la entrega social como un aporte al país; a ese capitalista de las grandes o medianas ligas que aspira a ser el héroe de su nación.
Sabemos que existen millones de peruanos sin empleo y quizás con tantas habilidades potenciales para ser pequeños emprendedores que, con ayuda, pueden prosperar y contratar. Desde la izquierda, ese emprendedor es solo un ambulante que se las busca para los veinte soles que no serán capital, sino su pan y sopa del día. Desde otro sector, liberal, ese ambulante debe tender al progreso sin una inercia de sobrevivencia, con ayuda y orientación. Lo suyo debiera ser progresar, comprar un local o rentarlo, capitalizar, reinvertir, sumar, ganar y seguir contratando hasta ser uno de esos tantos emprendedores con local que en el Mercado Central comenzaron deambulando o instalándose en el suelo para ser luego dueños de un comercio de zapatos, cosméticos o útiles para el hogar.
Nunca en el Perú se ha hablado del capital intelectual. Pues es tu hora, gran empresario, para que puedas convertirte en el dueño de una fundación, anexo de tu empresa, para gestionar el capital, el plan de negocios, la gestión empresarial y el espíritu de ese talento que tiene una idea y que puede triunfar en medio de una competitividad intensa. Una reciente ley te incentiva a contratar empleados, sin efecto multiplicador: ojala existiera un incentivo para quien promueva el emprendedurismo. Siempre creí en el mecenazgo cultural, pero por qué no en la promoción privada de la pequeña empresa. Una fundación que logre hacer de un negocio pequeño una empresa próspera habrá ganado la partida. ¿Te imaginas diez o cien pequeños exitosos?
Enseñarles a dar forma a su idea, buscar nichos, formalizarse, solicitar créditos y tributar. Y lograr que los fiscales municipales no sean el estorbo que suelen ser, ni que la SUNAT o el Gobierno asuman que presionar es recaudar. Esa es la mejor manera de crear empleo. Muchas empresas podrán sobrevivir y otras fracasar, pero en un país en el que el 50% de las mypes quiebran antes de un año, hacerlas sostenibles sería un histórico referente.
Uno de los sueños de quien cree que el desarrollo del Perú reside en el capitalismo popular es ese, crear una fundación para promover la empresa por ideas. No se requiere de mucha inyección económica. Un inventivo con una buena orientación y S/ 10,000 de inyección puede hacer más que uno con ralas ideas con S/ 50,000 para el botadero ¿Es que no han reparado que la imaginación y las ideas son un capital? Una pena que los peruanos nos hayamos quedado en los títulos de propiedad y los costos. Una sola idea puede valer un millón, difícil comprenderlo en una sociedad que valora más el cartón que la habilidad ¿Alguien está dispuesto a fajarse por un gran proyecto? Grandes capitalistas, miren hacia el Perú, inviertan en ese capital invisible que una mente avivada crea y forja. Esa fue la clave en el desarrollo de las grandes naciones, Aunque a veces el mal capitalismo privilegie los vínculos (Edison) que el genio (Tesla). Probemos.
COMENTARIOS