Eduardo Zapata

Signos sin referente: inflación

Signos sin referente: inflación
Eduardo Zapata
29 de septiembre del 2016

Los jóvenes y sus nuevas maneras de comunicarse

Demasiado a menudo estamos reemplazando la formación de oportunas y factibles competencias humanas y profesionales —tarea auténtica de la escuela— por una supuesta magia de la autoestima o del “deber ser” cultural. Y no se pueden reemplazar estas competencias por simples palabras de entusiasmo o nostalgia sin referente. Eso es inflación.

De modo que debemos volver los ojos a los que nos dice de verdad nuestra realidad. Centrémonos en los signos que realmente exportan nuestros estudiantes. Y leamos con rigor en su lenguaje los fenómenos culturales que sacuden nuestras escuelas. Porque sólo una lectura atenta y científica nos permitirá formular estrategias valederas. Y el camino no es —lo reitero— la elusión de la realidad, la añoranza de tiempos idos o la opción por modas que nos proporcionan sólo una gratificación instantánea y superficial.

¿Qué nos dice el lenguaje de los jóvenes? Si hacemos un recuento imaginario de sus situaciones conductuales comunicativas habituales, de inmediato los imaginaremos inmersos en el mundo de la comunicación. Sin embargo, esos niños y jóvenes —que normalmente están juntos y con otros, y que aparentemente se están comunicando— están incomunicados en las relaciones cara a cara. No es casual que esos mismos niños y jóvenes que “conversan”, o que parecen hacerlo, estén acompañados por música exterior con altos decibeles. Aún más, hoy con audífonos permanentemente incorporados y con la vista puesta en la pantalla del celular.

¿Qué nos están diciendo estas situaciones comunicativas de nuestros estudiantes? Ciertamente muchas cosas de las que podemos conversar aquí. Pero retengo como útil destacar tres rasgos. Primero, un debilitamiento de la función representativa del lenguaje. Segundo, una preeminencia de la función fática del lenguaje. Y, tercero, desconfianza en la comunicación cara a cara y mucha, mucha fe, en la comunicación a distancia.

¿Qué es lo que está produciendo este cambio? A nuestro juicio, la palabra electrónica, como ya lo habíamos adelantado. El lenguaje electronal pareciese cumplir con mayor eficacia, para los hablantes, la función de objetivar. Y así los hablantes se sienten libres de la obligación de objetivar, propiciándose una mayor expresividad y una mayor apelación en el uso de los instrumentos lingüísticos. Aun cuando en muchos casos, y por el momento, sólo nos quedemos en la constatación de enunciados que pareciesen simplemente fáticos, de simple contacto, entonces inexpresivos e inapelativos.

Los hablantes se encuentran ante un mundo en el cual ya no es posible hablar de una tercera persona ajena. Pero culturalmente han sido entrenados para hablar en tercera persona, para ocultar su mundo interior, para no mostrar sus motivaciones hacia el receptor. Y si esto es así, están pasando estos hablantes por una etapa en la cual —privados de la tercera persona— aún no están culturalmente condicionados para dar rienda suelta al yo y al tú. Y pasamos así por un periodo en el cual los mensajes aparecen fundamentalmente como fáticos, inexpresivos e inapelativos.

Pese a estas evidencias, el mundo oficial de la escuela sigue apostando por la tercera persona como sinónimo del ello objetivado. Reprimiendo lo expresivo y lo apelativo. Suprimiendo y haciendo inexistentes al yo y al tú. Persistiendo en que los estudiantes alcancen definiciones puras, descontextualizadas y objetivas. Obligando, incluso, al estudiante a expresar su mundo interior en parámetros de una comunicación cara a cara, pero moldeada por una escuela que rinde culto a la tercera persona gramatical. A la impersonalidad.

Si la moneda sin referente debilita las economías, las palabras sin él —también inflacionarias— pervierten la vida social. En el mundo de los lugares comunes y del “deber ser” cultural evanescemos, muchas veces por prejuicios, la realidad y la cultura misma.

 

Eduardo E. Zapata Saldaña

 

Eduardo Zapata
29 de septiembre del 2016

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