Eduardo Zapata

Normalidad disruptiva

Estamos ante nuevos actores sociales

Normalidad disruptiva
Eduardo Zapata
02 de septiembre del 2020


Es indudable que la magnitud que ha tenido en el Perú la pandemia del coronavirus –y particularmente el largo encuartelamiento al que hemos sido sometidos– puede haber hecho dudar a algunos, a estas alturas, sobre si estamos viviendo una situación atípica y por tanto ´anormal´ o que nos estemos habituando de tal manera que consideremos que esta es la ´normalidad´. De hecho los cambios introducidos en nuestros modos de vida pueden producir este –y a decir de muchos psiquiatras– otros efectos acaso más profundos y traumáticos en nuestra salud mental.

Es en este contexto que se hace necesario elucidar nuevamente el concepto de normalidad. Porque pasado el terror sanitario y económico, estará de por medio el modo como debemos vivir los peruanos para constituir un sistema inmunológico social capaz de resistir virus externos, pero sobre todo capaz de aniquilar cualquier virus interno, que en lo esencial es lo que nos ha conducido a vivir (o morir) en esta tragedia. Que por fortuna y a decir del conductor de la ´exitosa´ gestión de la crisis, o sea nuestro señor Presidente, está pronta a ser superada porque faltan solo “unos mesecitos”.

El hecho es que circula como frase hecha la expresión nueva normalidad. Sin embargo cuando uno escucha las propuestas que subyacen a esta expresión –desde derechas o izquierdas– daría la impresión de que lo de ´nueva´ parece ser más bien aquel recurso al que acuden los publicistas para vender un producto ya poco apreciado, introduciendo en el producto mismo un simple artilugio que sea más publicitario o marketero que efectivo. Se cambia el envase del viejo producto. Se le rediseña, y la palabra nuevo produce un envión artificial y transitorio de compra. Y se deja de comprar cuando descubre que se trata de “viejo vino servido en copa nueva”, para decirlo con la estrofa de una canción.

Decimos todo esto porque de un lado escuchamos “más Estado” y hasta el revivir de las empresas públicas de antaño. Obvio, con su bandera peruana encima de la torta de oferta. Pero también del otro lado escuchamos voces que señalan que hay que defender el modelo a toda costa. En buena cuenta, se estaría recurriendo al new (´nuevo´ modelo) publicitario al que aludíamos anteriormente.

Ya habíamos señalado que la pandemia lo que ha hecho, aparte de ser portadora de signos de dolor, es ponernos ante la evidencia de que estamos ante un mundo nuevo y ante actores sociales nuevos. Forjados ya en la nueva tecnología electronal o digital, y que tienen expectativas y exigencias distintas respecto al Estado que aquellos que lo consideraban simplemente como el padre dador y benefactor. Los mayoritarios jóvenes usuarios del Estado a construir han pasado del pensamiento abstracto, lineal sucesivo y analítico al pensamiento abstracto, concurrente y simultáneo, visual y sintético. Muy próximo, por cierto, al pensamiento de nuestras poblaciones orales. Distantes, el nuevo pensamiento y el de culturas orales, de entelequias intelectuales que sustentaron y pretenden sustentar ahora modelos de Estado-nación de fines del siglo XIX e inicios del siglo XX.

Me rectifico. He escuchado una voz esperanzadora. La de Hernando de Soto y su propuesta de cambio hacia una modernidad disruptiva respecto a la anterior. Sé que hay otras voces, también en este camino, que no conciben la nueva normalidad como parches del ayer.

Eduardo Zapata
02 de septiembre del 2020

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