Guillermo De Vivanco

No lo Toledo

No lo Toledo
Guillermo De Vivanco
12 de febrero del 2015

Sobre la estrategia legal de guardar silencio ante fiscal del caso Ecoteva. 

“El alcohol baja la guardia, suelta la lengua y altera de algún modo el sentido de la realidad. Es un riesgo para alguien que debe medir por milímetros cada uno de sus actos y sus palabras” (Gabriel García Márquez). 

En la entrevista que le hace Mariella Balbi al fiscal Marco Cárdenas, luego que éste interrogara a Alejandro Toledo, le pregunta si el expresidente respondió a sus preguntas. “No respondió a ninguna. Se acogió a su derecho a guardar silencio. Es su estrategia de defensa y está reconocida en la Constitución”,  le contestó el magistrado. 

Cuenta Humberto Jara en “Historia De Dos Aventureros” que cuando el rector de la Universidad de Stanford, John Hennessy, invitó al presidente Toledo a dar el discurso de graduación, le extendió junto a la carta de invitación dos boletos de avión en primera clase. Dice que: ”el mito del combatiente de la pobreza se hizo añicos porque Toledo se empecino en viajar en el avión presidencial, acompañado de una comparsa, y ese gesto presumido molestó en Stanford porque contradecía el sentido de la invitación, cursada al hombre modesto, ungido para representar a los pobres de su país”. 

La historia de Toledo-Karp está muy bien documentada y sus mentiras también: Proclamado presidente en Machu Pichu a un elevadísimo costo, no bien entra a Palacio se gasta cinco millones de soles de Petro Perú decorando su suite presidencial. Ni profesor de Harvard, ni economista, 16 años para obtener un doctorado en Educación, una fábrica de firmas falsas, desvío de un millones de dólares de Soros a la cuenta de su sobrino, venta de curules para postular al Congreso, noches de juergas, de drogas y de putas.  Denuncias por violencia familiar y la negación de su hija Zaraí, a quien hipócrita y obligadamente reconoció en la televisión, dándole un teléfono que nunca contestó. 

Cuando la prensa descubre las propiedades de Toledo, las cuentas de Panamá y una inmensa riqueza, los peruanos escuchamos atónitos barajar una serie de mentiras, contradicciones y engaños que fueron desmentidos de inmediato. La señora octogenaria no empezaba un negocio inmobiliario invirtiendo sus ahorros obtenidos por la compensación de la guerra ni por sus esposos fallecidos. Finalmente, ante la mentira descubierta la nueva coartada era que la plata era de un empresario quebrado. Toledo tuvo la desfachatez de retar públicamente a que si le demostraban su participación en las empresas panameñas renunciaba a la política ¿? 

Las diversas declaraciones contradictorias de Toledo brindadas a la prensa y al Congreso no tienen el valor probatorio que si lo tienen las declaraciones brindadas la justicia.  La oportunidad  para que el expresidente aclare todas las acusaciones en su contra era finalmente su comparecencia ante el fiscal del caso. El Perú estaba muy atento en ver como probaba ingresos por cerca de 20 millones de dólares. Sin embargo el expresidente prefirió el cálculo legal a la transparencia moral. La estrategia antes que  la espontaneidad. Es cierto que su silencio es un derecho reconocido, pero también es un silencio cómplice, encubridor, temeroso, descalificador. ¿Acaso el locuaz Toledo se quedó sin habla? ¿Tiene tanto miedo de hablar, de probar, de desmentir, de aclarar? 

Siento que Toledo-Karp insultan la inteligencia de los peruanos al pensar que somos tan ingenuos como para comernos el cuento de la “trilogía del mal”. Cree Karp que con sus poses histriónicas de vencedora aparenta inocencia, que sus portátiles nos asombran o que ella tiene alguna autoridad moral para llamar a los Miraflorinos “pituquitos”. Ella que se compro una casa de 4 millones de dólares y que no le pagó la comisión al agente inmobiliario. Y lo más grave: el patrimonio oculto desplaza a Zarai en beneficio de Chantall. 

Si queremos que el Perú cambie, privilegiemos la moral, el respeto, la educación y no premiemos el oportunismo, la corrupción y la charlatanería. Toledo tuvo su oportunidad “despolitizada”, pero se acogió a su derecho a guardar silencio. ¡Qué vergüenza!   

Por Guillermo de Vivanco Roca Rey
12 - Feb - 2015

Guillermo De Vivanco
12 de febrero del 2015

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