Raúl Mendoza Cánepa
Miedo
El terror biológico alimentado por la necesidad de los medios

La segunda causa de muerte por enfermedad en el Perú es la gripe que se complica. La primera es el cáncer ¿Sabe usted, por ejemplo, que en lo que va del año 7,000 peruanos enfermaron por el letal dengue? Veintiséis millones de estadounidenses enferman de gripe cada año, mueren alrededor de 14,000. Con menos población, el índice de mortalidad de una gripe común en el Perú es más alta. Probablemente usted en diversas oportunidades fue afectado por una extraña debilidad, secreción nasal, estornudos y dolor de cabeza; y muy probablemente, guardó cama, se cubrió y no pasó por su mente googlear la estadística. La ignorancia nos preserva del temor.
Dicen que es el Apocalipsis y que el llamado coronavirus destruirá a la Tierra. En un mundo conectado, donde el miedo se esparce como una epidemia, el mal es la infección (que en el 80% o más pasa desapercibido), pero también el terro. Sí, el terror biológico alimentado por la necesidad de los medios por aprovechar la ola. El miedo vende más que nada, y el miedo engorda al miedo. Y cuando la bola de nieve crece, el pánico se apodera de los mercados, el desabastecimiento se convierte en enfermedad y el caos se torna en una guerra por sobrevivir. Se dice que el porcentaje de mortalidad del coronavirus es de 2.4%, poco más que la gripe común (muy especialmente entre los más mayores y los inmunodeprimidos), lo que se reduce si asumimos que existen muchos casos no diagnosticados y asintomáticos.
Si la gripe común mata en el Perú año a año, y si las muertes por enfermedades respiratorias agudas bordean las 20,000, hay un problema de salud pública previo, relativa previsión frente a los friajes, falta de infraestructura médica y prioridades absurdas ¿Qué se hace para educar a la población en nutrición y mejora inmunológica? Para eso las partidas para la propaganda estatal en los medios ¿No? ¿Y los viejos? ¿Han reparado que el coronavirus se ensaña con ellos? ¿Hay una política que los integre a las poblaciones vulnerables más allá del sencillo de Pensión 65? No se trata de minimizar lo actual, pero ¿cuál es el índice de propagación del contagioso sarampión? ¿Y la TBC multidrogoresistente que viaja en el bus? ¿Y el hacinamiento? ¿Y la sobrepoblación en los medios de transporte?
El miedo rebaja las defensas, crea estrés, sobrealerta y busca escenarios para confirmarse: los de una ciudad china desierta, los de urbes de terror, los de gente que cae muerta en las calles o es fusilada, los de ciudades que agotan provisiones, medicinas y mascarillas. Como señala el periodista Pedro Luis Angosto, nunca ha existido en el mundo tantos medios para propagar tanto miedo: “El coronavirus no es el fin del mundo, es una enfermedad normal, como tantas y con poca mortandad, pero la manipulación mediática interesada puede llevarnos a una crisis de consecuencias devastadoras”. Quizás, pero por nueva seamos más prudentes: lávese, no escupa, cambie la forma que saluda y haga lo que haría frente a las cepas de gripes existentes.
¿Es el Apocalipsis? Imagine vivir entre los “dorados veinte”, que no fueron tan dorados. Millones murieron en la gran guerra (1914-1919). Una gripe que mataba a demasiados a su paso arrasó con las vidas de cincuenta o más millones de personas en el mundo entre 1918 y 1920. El índice de mortalidad era alto (15% a 20%) y afectó gravemente (explíquelo si puede) a gente joven y fuerte de entre veinte y cuarenta años. Los veinte culminaron con el “jueves negro”, la caída de las economías, las quiebras, los suicidios y el desempleo (lea Viñas de ira de Steinbeck y sabrá lo que fue).
Aún con esas, no bajemos la guardia, escuchemos solo al Minsa, posterguemos las clases (Minedu, preparen a los maestros para que sean líderes y orientadores) y conservemos el juicio. Por cierto, los medios están llamados a calmar y enseñar, incluso antes que a vender.
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