Raúl Mendoza Cánepa

Francotirador

Crisis y cambios en el periodismo

Francotirador
Raúl Mendoza Cánepa
28 de junio del 2020


Desde mi periódico mural, en la rotonda de Letras en la PUCP, intuía que dirigir un medio era libérrimo. Descubrí que se podía ser liberal cuando pocos lo eran y que hincar era grato. Para un periódico mural bastaba papel lustre y A4. Sondear la molestia de unos, y de mis maestros, era un placer.

Años más, asumí que con el título de abogado cualquier travesura estaba permitida. La pasión por decir la verdad sin rendir cuentas es un goce que no tienen los políticos, ellos juegan a sus intereses y mienten. Dispararles con ideas era un placer porque el mérito del periodismo es enfrentárseles y ser impopular. Luego vino la revista virtual. Por entonces el impreso llamaba más que la pantalla, era el opinante y el rifle. Muy pocos estuvieron dispuestos a jugársela escribiendo para una revista en Internet, el resto eran actores. La verdad, como tal, no necesita sino quien la exprese, aunque la exprese como un estilo. Diez columnas. Lo advertí antes al lector. Eran la mujer madura que menudea con la farándula, el rabioso de Deportes, el irónico y el lógico en Política. Un teatro de la opinión bajo la pauta de un director con nombre. Era mi Monos y Monadas, arisco, tempestuoso y burlón. Recibió, con sorpresa, algunos elogios de la prensa de papel. Era decir la verdad en varios estilos.

Hace diez años la necesidad de “decir” dio forma a un blog con el nombre que leen y que trajo tantas loas y vitrinas, como magulladuras, aunque columnear en papel también se hizo habitual.

A fines de 2011 fui invitado al staff de El Comercio, a Opinión. Por azar me planté luego en El Dominical. La cultura no tiene que morigerarse, no confronta con el poder, pero forma y reforma, relaja. Aunque como todo soñador en planilla, erigí un futuro en el entorno de la dirección (locura, hipérbole). No fue, en realidad nada fue. Como los centenares de periodistas que hoy confrontan con un futuro sin empleo por la crisis de los medios, me di de cara contra la puerta. No se pierde el empleo por “hacerlo mal”, por lo general son los costos. Tema de números si leo sobre tantos periodistas premiados que desde hace unas semanas se fueron y que eran de lo mejor. Mi solidaridad. 

Les queda juntarse y seguir, a menos que los medios resuciten a Raúl Villarán, el mago de la visión periodística, o los impresos sepan sobrevivir con imaginación. Las fórmulas mecánicas y los ejemplos sirven poco. A decir de Jeff Jarvis “el modelo fundamental de negocio probablemente se ha quebrado para siempre (…) el modelo de negocio en base a la publicidad no funciona en Internet (…). Cobrar por suscripciones no va a salvarnos”.

PS. “Decir lo que se piensa”. La gran broma de este tiempo en redes. Facebook promete ser más santuario aún. Quizás hasta el “¿qué estás pensando?” del espacio donde siempre posteas solo tenga por respuesta: “Pienso lo que piensan Face, sus anunciantes, mis amigos, la mayoría”  ¿Se puede ser feliz con permiso de la policía?

Raúl Mendoza Cánepa
28 de junio del 2020

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