Iván Arenas

El periodismo limeño “descubre” Challhuahuacho

Gracias a Las Bambas este distrito ha reducido su pobreza de 75% a 33%

El periodismo limeño “descubre” Challhuahuacho
Iván Arenas
22 de diciembre del 2023


Días atrás un medio de comunicación de la capital ha publicado un extenso reportaje en el que nos presenta las razones de la “conflictividad social” (el entrecomillado es mío) alrededor de la operación minera Las Bambas, una de las más grandes de la región. Y también intenta presentarnos una “realidad” de desigualdades y no progreso en las comunidades y en el distrito de Challhuahuacho, donde se ubica semejante operación. El reportaje, titulado “Comunidades de Las Bambas pagan más por sus alimentos que en distritos ricos de Lima,” nos dice que el pollo en algunas comunidades y en Challhuahuacho es más caro que en Plaza Vea, además de recoger comentarios de líderes sociales que señalan que la “minera sabe hacer minería pero no desarrollo”. El pollo en Challhuahuacho tiene un precio en base a la escasez y la demanda de la gente, muy alta por el poder adquisitivo de las familias.

Cualquier peruano de buena voluntad que lea hasta las últimas líneas semejante reportaje concluirá entonces que la minería moderna en la zona ha constituido una institucionalidad extractiva y no deja –en el fondo– ningún tipo de desarrollo; y que, por el contrario, genera múltiples paradojas, como el kilo de pollo más caro que en los barrios más pitucos de Lima. 

Hace muchos años, cuando Las Bambas solo era un proyecto y empezaba el relacionamiento con los ciudadanos locales el suscrito llegó hasta la zona y verificó que apenas existía el sol peruano y, por el contrario, el trueque era la forma de intercambio comercial más común. No exagero, en absoluto. No obstante la anécdota, vale decir lo siguiente: Challhuahuacho es un distrito rico, probablemente uno de los tres más ricos del Perú, más que varios barrios mesocráticos limeños. Y por ende, allí reside la razón de que el kilo de pollo cueste mucho más que en los supermercados de la capital.

Para poner solo un ejemplo. Solo por concepto de regalías generadas desde 2016 a septiembre 2023, Las Bambas otorgó alrededor de S/ 2,007 millones además de más de S/ 1,600 millones en aportes sociales directos (proyectos de infraestructura, sociales, productivos, etc.). Challhuahuacho, por tanto, no es un distrito pobre. Que parezca pobre debido a que todavía hablan quechua, usen ojotas, chullos y mantos algunos (en las comunidades, sobre todo donde cada día hay mayor población debido a la llegada de “residentes” externos bajo la lógica del “rentismo minero”) o que las autoridades estatales no han terminado de cerrar las enormes brechas históricas con las ingentes cantidades de dinero que han recibido es harina de otro costal. 

Todo este aporte generado por la operación minera ha generado un retroceso de la pobreza que en el 2007 era alrededor de 75%  para, ¡solo en una década!, reducir esta lacra social a un 30% con un rebote de 33% luego de la pandemia. Aún así, si no se ha reducido más la pobreza es debido a la falta de un Estado moderno y eficiente. 

Asimismo, en el distrito de Challhuahuacho en el 2007 apenas el 17% de la población tenía servicio de agua potable, y para el 2017 un 75% ya contaba con ese servicio. Hoy podría llegar fácil al 100% si es que las autoridades hicieran un trabajo eficiente. ¿Con qué dinero se hizo todo lo anterior? ¡De Las Bambas, evidentemente! 

¿Quieren otro dato? En el 2022, el presupuesto de Challhuahuacho llegó hasta los S/ 226 millones. De acuerdo a cifras del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) de estos S/ 226 millones, solo alrededor de S/ 6 millones vinieron del denominado Fondo de Compensación Municipal y casi S/ 165 millones de la contribución minera. No se pueden negar los números. Imposible. 

Lo que sucede es que existe en una parte del “periodismo limeño” algunos prejuicios y complejos con respecto al “otro Perú” al que van de visita y con ojos de turista. Otro datito: Hoy en Challhuahuacho hay cientos de empresarios proveedores, otrora campesinos con ojotas, cuyos padres, a falta del Estado, tuvieron la bendición de la naturaleza. 

Antes de que me vaya, en el tajo Chalcobamba, cuya propiedad es de Las Bambas, hay mineros informales que hacen actividad ilegal, ojo, ¡ilegal! Dicho sea de paso, Las Bambas pagó más de S/220 millones a una comunidad que ahora desconoce el trato. ¿Cómo se llama eso?

Iván Arenas
22 de diciembre del 2023

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